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gerardo elorriaga
Martes, 1 de febrero 2022, 22:00
«La tranquilidad vuelve a Bissau». Con estas palabras del presidente de la pequeña república africana, Umaru Cissoko Embaló, la calma regresó este martes a los ciudadanos tras sufrir un golpe de Estado. A primera hora de la tarde, los súbitos tiroteos alertaron a la ... población de la capital de la existencia de una operación militar para hacerse con el control del Palacio Presidencial donde el Jefe del Ejecutivo Umaru Cissoko Embaló asistía a una reunión del gabinete. Algunas informaciones aseguraron que los amotinados penetraron en el edificio y retuvieron al dirigente, a su primer ministro, Nuno Gomes Nabiam, y a titulares de varias carteras. Los mercados y bancos de la capital Bissauy permanecieron cerrados y, según los testigos, se desplegaron vehículos militares por el centro de la ciudad. Para las 19.00 hora local Cissoko aseguró que, después de tiroteos que «duraron cinco horas» y que dejaron «muertos», el Gobierno volvía a tener el «control» de la situación.
La inestabilidad constituye toda una seña de identidad de la antigua colonia portuguesa. Su independencia fue uno de los primeros frutos de la Revolución de los Claveles, pero, pronto, las diversas facciones pugnaron por el poder mediante una sucesión de asonadas que desembocaron en una guerra civil en 1998. La constante intromisión del Ejército en la vida política pareció detenerse en 2009, pero se produjo otro 'putsch' en 2012 antes de la reanudación de su vida democrática.
La victoria electoral de Cissoko Embaló en los comicios de 219 supuso el fin de la hegemonía del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde, entidad que lideró la guerrilla anticolonial y se ha mantenido a cargo de su dirección durante cuatro décadas. Los derrotados no admitieron su fracaso e impugnaron los resultados ante la Corte Suprema. El vencedor, en una arriesgada maniobra, optó por autoproclamarse presidente. Su decisión ha provocado el clima de tensión que ahora ha desembocado en una nueva operación militar.
Guinea Bissau no es sólo uno de los países más pobres del mundo, con casi la mitad de la población sobreviviendo en condiciones de extrema miseria, una elevada deuda exterior y la dependencia de la ayuda internacional. Los críticos con su gestión le achacan haberse convertido en una especie de narco-Estado en manos de los cárteles colombianos de la droga.
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