El instigador de la masacre de Conakry es condenado a 20 años de cárcel

El lanzamiento de botes de gases lacrimógenos fue el preludio de la masacre del 28 de setiembre de 2009. Los soldados, miembros de la Guardia Presidencial, irrumpieron disparando indiscriminadamente y rematando a los caídos. La masacre resultante se cobró 156 víctimas mortales y 1.253 heridos. Quince años después, un tribunal del país africano acaba de condenar a Dadis Camara a 20 años de prisión por la comisión de crímenes contra la humanidad.

Los militares tiroteaban o apuñalaban a los congregados. Los testigos también hablan de más de cien violaciones y una orgía de sangre que se extendió a las inmediaciones con el saqueo de tiendas y ejecuciones arbitrarias. Dadis Camara ha asegurado que la iniciativa no fue suya sino que provino de la cúpula castrense y, junto a él, otros siete comandantes han sido condenados.

No hay finales felices en Guinea Conakry. El país se halla hoy bajo la autoridad de una junta militar encabezada por el coronel Mamadi Doumbouya, artífice del golpe de Estado de 2021. Nada se ha modificado sustancialmente en esta antigua colonia francesa. La independencia, obtenida en 1958, cambió una Administración depredadora por otra no menos corrupta e ineficaz. Ahmed Seku Touré, el padre de la patria, era un dictador brutal y Conté, su sucesor, mantuvo el pulso autoritario hasta su muerte y la llegada al poder del actual reo convicto.

Calificar a Guinea Conakry como uno de los países más pobres del mundo resulta una broma cruel. El territorio goza de grandes recursos agrícolas e hídricos y yacimientos de bauxita tan importantes que las alteraciones políticas locales repercuten en el precio mundial del aluminio. Pero la población no se favorece de estos medios, en manos de grandes corporaciones extranjeras. La miseria golpea al 43% de la población, aunque otras cifras afirman que supera el 60% y la tasa de alfabetización no llega al 30% de los adultos.

La matanza fue en vano. Dadis Camara sufrió un intento de asesinato a manos de Aboubacar Diakité, jefe de su Guardia Presidencial, y también sometido a juicio. Tendrá que cumplir 10 años de cárcel. En cambio, se desconoce el paradero de Claude Pivi, ministro de seguridad cuando se produjo la matanza y que también ha sido apresado. El pasado mes de noviembre, un comando armado dirigido por su hijo consiguió rescatarlo de la cárcel.

El ejército local no merece ningún crédito. La oposición civil, tampoco. Alpha Condé, el candidato que ganó las elecciones de 2010, impulsó la reforma de la Constitución para asumir un tercer mandato. Llegó al poder con la promesa de revisar los leoninos contratos mineros, pero, según las últimas investigaciones, su campaña política fue financiada por esas firmas que pretendió controlar.

A primeros de año, Mamadi Doumbouya anunció la celebración de un referéndum para aprobar una nueva Carta Magna y el regreso al Estado de Derecho mediante la celebración de elecciones. Los partidos políticos reunidos bajo la coalición Fuerzas Vivas de Guinea abogan por una precisa hoja de ruta hacia las urnas, pero el régimen responde con la intimidación. Washington, París y Bruselas miran hacia otro lado. Guinea Conakry, de mayoría musulmana, es uno de los últimos aliados occidentales de la región y su fragilidad puede convertirlo en la próxima república que desestabilicen los yihadistas o Moscú. La democracia puede esperar.