Los ciudadanos de Addis Abeba salieron este domingo a la calle de forma masiva para cerrar filas con su primer ministro. efe

El baño de masas de Abiy Ahmed

Decenas de miles de personas se manifiestan este domingo en Addis Abeba en apoyo de su primer ministro, que rechaza los llamamientos a hablar con los rebeldes

gerardo elorriaga

Domingo, 7 de noviembre 2021, 23:30

Decenas de miles de personas se reunieron este domingo en la capital etíope, Addis Abeba, para manifestar su apoyo incondicional al primer ministro, Abiy Ahmed. La multitudinaria concentración, impulsada por el régimen, pretendía expresar tanto el respaldo al dirigente como su rechazo a la postura ... de Occidente, crítica con la estrategia oficial. La multitud mostró un sentimiento antinorteamericano, debido a la decisión de Biden de excluir a Etiopía de las ventajas aduaneras otorgadas a los Estados africanoS, y también expresó su intención de defender la ciudad ante el avance de las tropas rebeldes.

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Las acusaciones a todos los agentes externos de propagar 'fake news' fueron habituales entre los convocados, afines a las tesis oficialistas que rechazan las inquietantes noticias en torno al avance rebelde sobre el centro y sur del país. Pero el problema lo ha causado la propia Administración. La escasez de certezas sobre los frentes de guerra está motivada por la cerrazón del Gobierno, que impide el acceso de los periodistas y de las organizaciones humanitarias a las áreas en conflicto.

Las masas asistieron a un mitin el que conocidos líderes afines al Ejecutivo apostaron por la victoria del Ejército y desestimaron las llamadas al diálogo desde organismos y personalidades internacionales. Las últimas solicitudes al respecto han partido del papa Francisco -que este domingo reclamó un «gran esfuerzo diplomático» para resolver la crisis- y de Jeffrey Feltman, el enviado de Estados Unidos, que ha denunciado la situación de hambruna que vive el Tigray, el origen del conflicto. Los oradores apostaron por una solución local que no implique ningún tipo de negociación con la guerrilla, postura semejante a la propugnada por Aby Ahmed, que reclama «sacrificios» de la población para «salvar» el país.

Un escenario complejo

La convocatoria tiene lugar cuando Gran Bretaña, Arabia Saudí, Suecia y Dinamarca han solicitado a sus compatriotas que abandonen el territorio a la mayor brevedad posible. En cualquier caso, aún es posible encontrar una solución pactada. El presidente de Uganda ha convocado una cumbre de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo, un organismo regional, que tendrá lugar el próximo día 16 en Kampala y que servirá de marco para nuevas discusiones del conflicto.

La situación bélica permanece difusa, aunque todas las informaciones apuntan a un clima de inseguridad extendido prácticamente por todo el territorio. La alianza Frente Unido de las Fuerzas Federales y Confederales, presentada el pasado viernes en Washington, ha reunido a nueve grupos que comparten una frontal oposición al Gobierno etíope.

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El Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y el Ejército de Liberación de Oromia (OLA) protagonizan esta coalición que reclama una transición pacífica, pero que no descarta la vía armada para derrotar a Ahmed. No obstante, fuentes del TPLF aseguraron ayer que su intención no es causar un «baño de sangre» en Adis Abeba en caso de tomarla y rechazaron que su población se les «oponga ferozmente».

El conflicto en el Tigray ha desvelado el complejo escenario político de Etiopía. La lucha del primer ministro contra la elite dirigente tigriña es un enfrentamiento por el poder, hasta ahora detentado por la cúpula del TPLF, pero la pugna ha puesto de manifiesto la existencia de, al menos, otros diez conflictos de importante relieve derivados de la discriminación, la pobreza y postulados secesionistas.

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La implicación de las milicias oromo, una comunidad que representa el 30% de la población, ha dinamizado una contienda que ha excedido los límites de Tigray y ahora amenaza directamente a la capital. El vasto territorio habitado por esta comunidad limita con Addis Abeba y las redes hablan de una constante expansión respondida con bombardeos.

Mientras, la vida cotidiana en la capital permanece sin alteraciones importantes ni desabastecimiento, pero ya han comenzado a llegar cientos de desplazados por los combates. El Gobierno llamó hace una semana al registro de las armas por sus residentes y, en los últimos días, ha convocado a los soldados retirados para que se sumen a la defensa civil.

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