Túnez revive su peor pesadilla

Los sospechosos fueron descubiertos por las fuerzas de seguridad cuando intentaban acceder a la Cámara baja. Carecían de armas reglamentarias y en su lugar portaban kalashnikov. Al pedirles que se detuvieran, los atacantes abrieron fuego y se ensañaron con un vehículo del que se bajaba un grupo de turistas que acudía a visitar el Bardo, contiguo al Parlamento y principal imán que atrae a los viajeros por albergar la mayor colección de mosaicos romanos de todo el mundo. El primer ministro tunecino, Habib Essid, informó de que como resultado del tiroteo perdieron la vida ocho extranjeros mientras que otros nueve fallecieron junto a un miembro de las fuerzas especiales y una empleada del museo durante la operación de rescate. Asimismo, un total de 44 personas resultaron heridas.

El atentado se produjo cuando cientos de turistas hacían cola para entrar al edificio. Las alarmas saltaron de inmediato y hasta el lugar se desplazó un importante dispositivo de seguridad, compuesto por blindados, helicópteros y decenas de efectivos que procedieron a la evacuación de la Cámara baja y lanzaron la operación de asalto contra los terroristas. Dos de los radicales fueron abatidos y un tercero resultó detenido. Se trata de un estudiante de 22 años que según testigos habría iniciado los disparos contra el autobús de turistas y pudo ser neutralizado al agotársele la munición. Las autoridades precisaron que otros tres atacantes se habrían dado a la fuga.

Instantes después de los ataques, las webs afines al Estado Islámico (EI) adjudicaron la autoría de los hechos al grupo. Al mismo tiempo hicieron circular un vídeo que ya había sido difundido en diciembre y en el que tres radicales tunecinos advertían de que no habrá seguridad ni paz en el país "hasta que no sea gobernado por el islam". En la grabación aparece Boubakr Hakim, a quien el Gobierno considera uno de los responsables del asesinato en 2013 del líder opositor Chokri Belaid. La Policía identificó a los dos atacantes fallecidos y el padre de uno de ellos explicó que su hijo le había llamado desde Irak hace tres meses para decirle que se había unido al EI.

El día elegido para atentar tampoco es fruto de la casualidad. Ayer se encontraban reunidos en la Cámara baja los diputados para discutir la legislación antiterrorista, con la presencia, entre otros, del ministro de Justicia, jueces y varios mandos militares. La parlamentaria Sayida Ounissi relató que cundió un "pánico enorme" cuando se escucharon los disparos. Una sensación similar a la sentida por los visitantes extranjeros y empleados del museo del Bardo. Algunos corrieron a esconderse y otros, como Dhouha Belhaj Alaya, tuvieron la oportunidad de huir. "Nos escapamos por la puerta de atrás con colegas y turistas", relató a la AFP.

Los tintes yihadistas del ataque cobran más fuerza por producirse apenas 24 horas después de que el Ejecutivo tunecino confirmara la muerte del extremista Ahmed Ruissi. El terrorista comandaba una unidad del EI en Libia y fue abatido en la ciudad de Sirte. Se le responsabilizaba, al igual que a Boubakr Hakim, de la muerte de los dirigentes opositores Chokri Belaid y Mohamed Brahmi, cuyos crímenes desencandenaron una oleada de indignación y protesta en el país magrebí.