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Jueves, 5 de febrero 2015, 00:27
La familia de Moaz al-Kasasbeh está rota. La madre del joven teniente de 26 años, Issaf, tuvo que ser hospitalizada después de perder el conocimiento cuando recibió la noticia de su terrible asesinato, según informó el diario 'Al Ghad'. El padre, Safi, jugó un papel más público y fue el encargado de presidir el velatorio instalado en una gran tienda en la ciudad jordana de Karak, en el centro de país, y mostró todo su dolor ante la prensa allí congregada.
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Con el asesinato de Moaz al-Kasasbeh, los yihadistas del Estado Islámico (EI) han golpeado en el corazón de una de las tribus más leales a la corona y al Ejercito, los Bararsheh, que ahora clama venganza. Para Safi al-Kasasbeh, el ahorcamiento de dos presos de Al-Qaida «no es suficiente» para considerar vengado el asesinato de su hijo, quemado vivo por los terroristas, y reclama ahora «que no quede uno solo con vida, que su organización sea aniquilada». La familia exige contundencia a las autoridades jordanas para «vengar la sangre de Moaz y salvar la dignidad de nuestro país».
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