MIKEL AYESTARAN
Viernes, 9 de mayo 2014, 00:52
Slaviansk vive un doble Día de la Victoria. Primero por la conmemoración de la derrota de Alemania a manos de la URSS y los Aliados en la Segunda Guerra Mundial y, segundo, porque en 48 horas se celebrará el referéndum de autodeterminación en el este ... de Ucrania. Las declaraciones de Vladímir Putin sugiriendo el «retraso de la consulta» sembraron la confusión en un primer momento entre los ciudadanos de Donetsk y Lugansk, las dos provincias separatistas que votarán el domingo, pero las autoridades rebeldes no tardaron en «responder al clamor popular» distanciándose del presidente de Rusia.
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«El referéndum será el 11 de mayo. La decisión no es nuestra, sino del pueblo», afirmó Denis Pushilin, líder de los rebeldes de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) al finalizar la asamblea popular que se organizó de forma urgente para analizar la sugerencia de Putin. Los líderes de la vecina Lugansk emitieron un comunicado similar al poco rato confirmando la decisión de seguir adelante con la consulta e intentar demostrar que el movimiento separatista no obedece órdenes de Kiev, pero tampoco de Moscú.
«La guerra civil ha empezado y sólo el proceso político puede detenerla», confesó a los medios Pushilin. La decisión de los insurgentes recibió la inmediata respuesta de Kiev que «continuará con la operación militar independientemente de las decisiones de los grupos subversivos o terroristas de la región de Donetsk», subrayó el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa ucraniano, Andrei Parubi. Pese a las esperanzas de la comunidad internacional, las palabras de Putin fueron calificadas de «broma» desde el primer momento por el Gobierno interino, que pidió «actos y no palabras». En Kiev no creen que el presidente ruso se oponga a la consulta del domingo, respalde de forma sincera las elecciones presidenciales del 25 y muchos menos que haya retirado sus tropas de la frontera, opinión compartida por la OTAN que hasta el momento no ha podido confirmar el repliegue anunciado el miércoles por el Kremlin.
Diálogo con el este
La Unión Europea reaccionó también rápidamente tras el anuncio de los rebeldes y aseguró que la celebración del referéndum en el este de Ucrania «no tendrá ninguna legitimidad democrática y sólo agravará más la situación». Aviso similar al formulado antes de la consulta en Crimea, pero que no tiene efecto ninguno sobre la decisión de los separatistas que ya han imprimido las papeletas y elegido los centros de voto que abrirán sus puertas de ocho de la mañana a diez de la noche el domingo.
«La prioridad absoluta del Gobierno de Ucrania es un diálogo nacional con la participación de fuerzas políticas, representantes regionales y el público», rezaba un comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, que puntualizaba que «el diálogo es imposible e impensable con terroristas». Estos «terroristas» son los integrantes de las milicias armadas que desde mediados de abril ocupan una docena de ayuntamientos y han establecido su cuartel general en Slaviansk. Esta ciudad de 120.000 habitantes situada 120 kilómetros al norte de Donetsk lleva una semana cercada por el Ejército y en las últimas horas, pese al cerco y a las palabras de Putin, están llegando refuerzos. Cada vez se ve más gente armada que ocupa nuevos edificios en la zona del centro. El mercado central es el reflejo del sentir general.
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La mitad de los puestos están vacíos porque los caminos están cortados y los vendedores no pueden llegar con la mercancía, tampoco se ven muchos clientes «por miedo», según Alek, vendedor de pescado que cuenta las horas para depositar su voto a favor de la independencia. «Aquí nadie se siente ucraniano, somos separatistas hasta la médula y es nuestra oportunidad», señala este comerciante ante el alborozo general de los responsables del resto de puestos que respaldan la misma opinión.
El mensaje de Putin «no crea dudas porque es uno de los nuestros». «Es muy listo, una cosa es lo que dice y otra la que hace. Tenemos que votar y separarnos de Kiev porque de lo contrario nos van a matar a todos, no hay marcha atrás después de todos los muertos de Odessa y Slaviansk. Pero que nadie dude de que Putin en el fondo nos apoya», opina Ana, vendedora de verdura muy contenta por la liberación de Pavel Gubarev, el autoproclamado gobernador de la RPD, al que Kiev intercambió por tres miembros de la seguridad presos de los insurgentes.
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Los precios se mantienen, el horario se ha reducido por motivos de seguridad, pero los más veteranos siguen firmes en sus puestos pese a los rumores constantes de una invasión del Ejército.
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