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Lourdes Gómez
Londres
Sábado, 28 de septiembre 2024
Antiguas empleadas de los grandes almacenes Harrods piden al Gobierno británico una investigación pública sobre Mohamed Al Fayed, el magnate egipcio y anterior propietario del emblemático comercio londinense, a quien acusan de sistemática explotación sexual y laboral durante casi cuatro décadas. Urgen además a que ... la pesquisa tenga autoridad judicial para recabar testimonios de cómplices y posibles colaboradores en la «maquinaria» de abusos, agresiones, violaciones y tráfico de adolescentes y mujeres jóvenes que ha destapado el documental de la BBC, 'Al Fayed: Depredador en Harrods'.
El grupo 'Justicia para Supervivientes de Harrods' ha atendido más de 200 consultas de mujeres afectadas desde la emisión del programa, el pasado 19 de septiembre. También se ha duplicado desde entonces el número de representadas por un equipo internacional de abogados, que prepara una demanda civil contra la empresa por «fallo sistemático de responsabilidad corporativa».
Al Fayed vendió en 2010 su insignia británica a la Autoridad de Inversión de Catar por unos 2.000 millones de euros y esta se ha comprometido a indemnizar a las víctimas. No se descarta el inicio de pleitos contra el personal de otros negocios conectados con el ya fallecido magnate, desde el club de fútbol inglés Fulham al hotel Ritz de París. Los abogados que investigan el escándalo temen que «allá donde fue Al Fayed, le acompañó el abuso».
Una de las afectadas, que se identifica como Joan, advierte de que «simplemente con dinero no se arregla» la situación. «Mohamed Al Fayed murió sin rendir cuentas, pero aún debe haber responsabilidad y justicia para ayudar a garantizar que esto no pueda volver a suceder. Es crucial entender cómo fue posible durante varias décadas en una institución de confianza como Harrods y cómo permaneció oculta durante tanto tiempo», ha declarado.
Las víctimas coinciden en sus testimonios sobre la experiencia en Harrods. Las contrataban en función a su físico y quienes encajaban en el «'look' de Harrods»- «delgadas, atractivas, rubias, ojos claros, sin tatuajes» – ascendían de inmediato al departamento de recursos humanos o a la oficina personal de Al Fayed. Antes debían someterse a exámenes médicos gratuitos, que resultaron ser pruebas para asegurar que no portaban el virus del sida ni otras enfermedades de transmisión sexual.
Kate entró en Harrods con 24 años y pronto se percató de la perversa función que debía cumplir con sus colegas de recursos humanos. «Teníamos que recorrer la planta y si veíamos a alguien que consideráramos adecuado para la oficina del presidente, debíamos anotar su nombre e invitarla a reunirse con él», ha contado en los últimos días. Las elegidas entraban en una «prisión dorada», en constante vigilancia y bajo amenazas del servicio de seguridad de Al Fayed, de acuerdo con las revelaciones.
La Policía de Londres ha admitido que al menos registró 19 alegaciones de mujeres por supuestos crímenes sexuales cometidos por el patrón de Harrods entre 1979 y 2023. Las denuncias se cursaron entre 2005 y 2023, pero todas se archivaron sin siquiera interrogar al presunto depredador en serie. En los ficheros quedan los partes de tres empleadas de Harrods que acusaron a su jefe de violación, 15 de agresión sexual y una de tráfico. Scotland Yard está recibiendo nuevas denuncias contra Al Fayed y aunque no ha detallado su número, ha anunciado su intención de revisar «completamente» si hay motivos de arresto y procesamiento criminal de colaboradores del fallecido magnate.
Por su parte, la empresa catarí ha iniciado una investigación interna a fin de esclarecer si sigue en plantilla personal potencialmente involucrado en el engranaje de explotación sexual. Michael Ward, quien dirige los grandes almacenes desde 2020, con anterioridad al traspaso de la propiedad, ha reconocido que Fayed «presidió sobre una tóxica cultura de secretismo, intimidación, temor a las repercusiones y conducta sexual impropia». El veterano consejero delegado admite haber oído rumores de los degradantes excesos de su patrón, pero niega estar al corriente de las denunciadas violaciones y agresiones sexuales.
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