Alejandra Martos Figueroa
Vermú de domingo ·
«La fama de mis padres se soporta con mucho orgullo y ocasionalmente te abre puertas», afirma la hija de Raphael y Natalia FigueroaSecciones
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Alejandra Martos Figueroa
Vermú de domingo ·
«La fama de mis padres se soporta con mucho orgullo y ocasionalmente te abre puertas», afirma la hija de Raphael y Natalia Figueroa«La hija más discreta de Raphael». Es la frase que suele acompañar el nombre de Alejandra Martos cada vez que la prensa la menciona, algo que ella se toma con humor: «Me hace mucha gracia cuando lo leo porque tampoco es que yo ponga ... un empeño máximo en eso, no me voy escondiendo; lo que no soy es exhibicionista». Lo cierto es que su trabajo como restauradora en el museo Thyssen-Bornemisza se desarrolla a puerta cerrada pero, en esta ocasión, Alejandra se ha puesto bajo los focos, bolso en mano, para volver a ser imagen de la nueva colección de la marca de accesorios prémium De Chávarri. Educada y amabilísima, transmite entusiasmo por su familia y por su profesión: «Aparte del tópico de que es bonito, porque sí lo es, es un trabajo importante para el patrimonio».
-¿Su vermú de domingo?
-Una clara con limón y unas olivas ricas en una terracita al sol.
-¿No ha pensado ampliar esta colaboración con De Chávarri diseñando un bolso?
-En su momento hablé con Curra y Cristina (Chávarri) de la posibilidad de hacer alguna colaboración más adelante, no sé si tanto una colección completa como una cosa puntual, algo que tenga algún fin concreto, no sé.
-Como restauradora tiene que sentir una responsabilidad enorme cada vez que una obra maestra pasa por sus manos.
-Sí, esa palabra es un top: responsabilidad. Evidentemente, normalizas tu manera de actuar porque si no entrarías en el paro cardiaco permanente, pero, dentro de que lo normalizas porque tienes una destreza y unas aptitudes, no dejas de ser consciente de lo que tienes entre manos. Y eso te hace trabajar con mucha precisión, mucha firmeza y mucha cabeza, pero a la vez con la capacidad de disfrutar de tu profesión.
-¿Alguna vez le ha dado un 'stendhalazo'?
-Jajaja. No sé si a ese nivel, pero que te guste mucho lo que haces es una gozada, una suerte. Yo tengo la posibilidad de trabajar en el Thyssen con unas obras excepcionales hechas por maestros cuya técnica es sublime, y entonces es como una especie de momentazo.
-Reconozco que me he enterado de su trabajo como restauradora buscando información para esta entrevista.
-También es verdad que hay a quien le ha llamado la atención lo que hago, pero no le ha hecho ningún caso. O peor todavía: durante mucho tiempo ni siquiera me han preguntado qué es lo que hacía yo en la vida. Nadie. Y un día, en una conversación, no sé qué dije de mi trabajo y alguien me preguntó: «¡Ah!, ¿pero tú trabajas?». ¡Pues claro, como todo el mundo! Me sorprende que todavía sea sorprendente que determinadas personas trabajemos.
-Como si ser hija de Raphael y Natalia Figueroa fuera una profesión.
-Sí, figúrate tú. Y ya va más allá de que nos haga falta trabajar, también es la necesidad de desarrollar una profesión que te guste y que es una parte de tu vida.
-La fama de sus padres ¿se soporta o se agradece?
-Claro que se soporta, por Dios, y con mucho, mucho orgullo. ¿Se agradece? Ocasionalmente sí, claro: te abre puertas, te da oportunidades y te facilita conocer a ciertas personas. Ahora, eso no quiere decir que puedas ir por la vida como te dé la gana, no, no va por ahí la cosa, pero a veces es un arma de doble filo porque hay gente que se lo toma por el lado que no es: «Ya viene este, quién se creerá». Si tú empiezas a trabajar en un sitio y tus padres son quienes son, alguien puede comentar que estás puesto a dedo, pero si tú demuestras que vas a currar como los demás, que cumples con tus obligaciones y que lo haces bien, pues ya está, enseguida pasas a ser un compañero más.
-No sé si la trayectoria periodística de su madre, Natalia Figueroa, ha quedado eclipsada por la fama de su padre.
-Mi madre ha hecho lo que ha querido cuando ha querido. Ha trabajado muchos años, pero, en un momento determinado, lo que le ofrecían ya no le gustaba tanto y ella sola se ha retirado, pero no pienso que haya sido eclipsada por mi padre. Son dos personas que han ejercido su profesión; mi padre sigue, mi madre hasta donde ha querido, pero la recuerdo trabajando siempre hasta hace un tiempo.
-Su padre sigue porque es incombustible. No sé qué desayuna.
-No nos lo cuenta, no nos da el secreto.
-Supongo que, por su trabajo, lo habrá echado en falta de niña.
-Nacimos en esta casa con unos padres con estas profesiones: mi padre siempre ha viajado mucho y tú te acostumbras a eso. Además, mis padres siempre han hecho un tándem muy bueno porque mi madre ha tenido un papel fundamental para que nosotros no notásemos tanto las ausencias, y mi padre siempre ha estado súper pendiente a través de llamadas de teléfono, y también se ha metido muchas palizas para venir a vernos un ratito un día. Sí es verdad que tengo el recuerdo de echarle de menos, pero no como un drama o una carga, porque siempre estaba presente, y mi madre era una especie de puente para que nosotros le sintiéramos más cerca.
-Parece que su familia es una piña.
-Sí, siempre hemos estado muy unidos. Nos vemos mucho, todo lo que podemos, y mis padres, mis hermanos y yo nos comunicamos todos los días por la mañana y por la noche mínimo.
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