Un sonido de muerte

Filip había muerto veinte años atrás en un accidente de coche en Grecia y sus restos fueron donados a la ciencia. Sin embargo, pasados los años, la universidad local que utilizaba el cadáver para las prácticas de sus estudiantes, dejó de usarlo y acabó en el cementerio.

Harto de correr con los gastos de alquiler del nicho en el que Filip descansaba, Prince Midnight se lió la manta a la cabeza y decidió repatriar lo que quedaba del cuerpo de su tío hasta Estados Unidos. Tras una cantidad ingente de papeleo, por fin recibió los restos. «Al principio no sabía qué hacer. ¿Enterrarlos? ¿Incinerarlos? ¿Dejarlos en el ático? Todas parecían malas formas de rendir homenaje a alguien que me metió en el mundo del heavy metal», cuenta el artista a la publicación.

Después de darle muchas vueltas, decidió convertir al tío Filip en toda una guitarra. «Resultó ser un reto», desvela. Investigó al respecto en internet y descubrió que nadie había hecho algo así con un esqueleto. Inicialmente consultó a dos personas de la tienda Dean Guitars en Tampa, «pero se echaron atrás», se lamenta, y no tuvo más remedio que ponerse manos a la obra él mismo.

La Filip Skelecaster utiliza las costillas, parte de la columna vertebral y de las caderas del tío Filip para dar forma al curioso cuerpo de la guitarra a la que se ha unido un mástil atornillado de arce y la electrónica propia de una Fender Telecaster. Ligera y, a juzgar por los vídeos que el músico ha colgado, un pelín incómoda, curiosamente su falta de cuerpo macizo la hace sonar más bien seca y débil, no muy apta para el death metal que su estética reclama a gritos.

«En cualquier caso –continúa Prince Midnight–, ahora el tío Filip puede hacer shred –así se denomina a un estilo de ejecución de guitarra que requiere un alto nivel de técnica y velocidad– durante toda la eternidad. Así es como él lo querría. Estoy súper orgulloso del proyecto y de cómo sirve para honrarle a él, a su vida y a su influencia en mí».