El príncipe Enrique testifica por el acoso de la prensa sensacionalista

El dilema del apelativo se esclarecerá minutos antes de que Enrique jure decir la verdad como testigo y demandante en la querella colectiva contra Mirror Group Newspapers (MGN), editor de periódicos populares y publicaciones digitales de gran difusión. Declarará en su nombre en un pleito civil sobre el acceso con métodos criminales a información privada y personal. La resolución marcará la pauta en reclamaciones de indemnización de un centenar de víctimas con pleitos similares contra el grupo de comunicación.

A sus 38 años, el controvertido duque da el paso más arriesgado en su declarada «misión» de sanear las prácticas de la prensa amarilla británica. Denuncia las «artes oscuras» de espionaje, interferencia de comunicaciones y apropiación indebida de informes confidenciales «extensas y habituales» en el diario Mirror, el Sunday Mirror y The People desde 1991 a 2011.

En entrevistas promocionales de sus memorias 'En la sombra' declaró sentirse con la carga y el «trabajo vital» de exigir responsabilidades a directores y redactores de los tabloides y su red de reporteros gráficos e investigadores privados. Los relaciona con la muerte de su madre, la princesa Diana y entre los motivos de su huida del Reino Unido.

El duque y sus abogados han identificado 147 artículos con información sobre asuntos privados que pudo obtenerse con métodos ilegales. En el juicio, cuya segunda fase se abre este lunes, se analizarán 33 artículos sospechosos, a fin de acotar la envergadura de las alegaciones.

Son un pequeño porcentaje de los titulares y columnas con revelaciones y comentarios sobre Enrique, incluidas sus relaciones con su hermano Guillermo y otros familiares, además de amigos y ligues, que le causaron un «enorme angustia», según afirma en documentos presentados ante el juez. Pero tendrá que dar la cara en un duro interrogatorio del abogado de MGN, sobre los más turbios episodios de su adolescencia, de la relación con su madre s su frustrado noviazgo con la sudafricana Chelsy Davy a su disfraz de nazi y el consumo de drogas.