El día que el mundo se casó con Pippa
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La hermanísima de Catalina se ha quedado grabada en el imaginario popular como la dama de honor que cualquier novia aborreceríaGloria Salgado
Madrid
Lunes, 27 de abril 2020
La mano derecha del gran Alexander McQueen no atinó. O sí. Según se mire. Sarah Burton, la diseñadora de cabecera de Catalina de Cambridge, confeccionó un magnífico vestido de novia para la entonces plebeya al que eclipsó con el que también creó para ... su hermana. Tan sencillo como ceñido, el vestido de Pippa Middleton se ha quedado grabado en el imaginario popular como el atuendo que cualquier dama de honor querría y las novias, claro, aborrecerían. Porque hoy, y ya ha llovido bastante, muchos recuerdan más a Pippa que a Catalina.
El próximo 29 de abril el príncipe Guillermo y Catalina celebrarán las bodas de arcilla. Nueve años del día en que millones de espectadores pegados a la pantalla deseaban ver el vestido de la que hubiese sido la primera nuera de Lady Di, con la que la joven parece estar algo obsesionada. Sin embargo, hubo un giro inesperado en los acontecimientos. Cuando Pippa se dispuso a colocar la cola de tres metros del McQueen de 50.000 euros de su hermana ante la majestuosa abadía de Westminster, todas las miradas se depositaron sobre ella. En concreto, sobre su trasero.
Sus posaderas eclipsaron a la novia, que estaba bellísima con un favorecedor vestido con cuerpo de encaje francés de manga larga bordado a mano en la Real Escuela de Costura, en la que se creía que confeccionaban un vestido para una serie de época, tanto por el secretismo en su confección como por la inspiración en la tradicional corsetería victoriana.
Como la propia Pippa comentó tiempo después, su traje estaba pensado para pasar «completamente desapercibido». La intención -que en eso se quedó- de la diseñadora al crear ambos vestidos en el mismo tono era la de fundir el traje de la dama de honor con la cola de la novia. Y le salió el tiro por la culata. Sin embargo, aprovechando que las fotografías del vestido, con botonadura trasera y una pequeña cola, daban inesperadamente la vuelta al mundo, Burton, que es miembro oficial de la Orden del Imperio Británico, pensó que lo más inteligente era que el vestido de la dama de honor más famosa del mundo pasase a formar parte de la colección regular de la firma.
La lección también la aprendió Pippa, que en su otro gran día, en mayo de 2017, hizo lo que tiene que hacer cualquier novia: destacar por encima del resto. Con un clásico vestido de encaje de Giles Deacon, valorado en 11.000 euros, a la hermana de la duquesa de Cambridge nadie le hizo sombra. Las otras dos mujeres de la casa, su madre y su hermana, eligieron un color rosa pastel para reservar el blanco inmaculado a Pippa. Hasta a las damitas de honor, entre las que se encontraba la pequeña Carlota, se les colocó un fajín verde musgo, a juego con los pantalones bombachos de los pajes, para que nada ni nadie le hiciera sombra. La experiencia es un grado.
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