Modelos de andar por casa

Obligadas a redefinir las producciones de moda, las marcas subliman la belleza natural de las modelos, retratadas con un halo de verdad abrumador con la única compañía -y ayuda- de las personas con las que conviven. Es el caso de Inguna Butane. Imagen de Escada y Bottega Veneta, la modelo letona, que fue ángel de Victoria Secret, se ha dejado llevar por la situación y se ha marcado unas magníficas fotografías para Cortefiel con ayuda de su marido, que ha tomado las fotografías con un iPhone, y de su hijo de doce años, un entusiasta ayudante. «Las agencias de modelos han sido avispadas y han ofrecido a modelos que tienen estudio propio en casa o viven con fotógrafos, maquilladores o estilistas. Chicas que conocen las necesidades de la marca porque ya han trabajado con ellas», explica Carmen Martínez, 'brand manager' de Cortefiel.

Con las imágenes de las casas en las que se va a trabajar «se confecciona un dosier de producción para las localizaciones, con estilismos acordes a cada emplazamiento». Luego se envían unas directrices básicas. «Si necesitamos que se vea el calzado o cómo tiene que ser el pelo y el maquillaje». Eso sí, todo con una premisa: la naturalidad. «Mediante un grupo de WhatsApp, en el que participan la agencia, la persona encargada de realizar las fotografías y el cliente, se van pidiendo cambios o se da el visto bueno», precisa Martínez, que confiesa que, aunque las modelos han duplicado su trabajo, se han bajado sustancialmente sus tarifas.

La cadena Springfield opta por rostros conocidos. La campaña 'Family First' ('La familia primero') ha sido protagonizada por María Pombo y sus hermanas, Marta y Lucía. Se les pidió que recogiesen el aprendizaje realizado durante el confinamiento para aplicarlo en el futuro, con el punto de mira puesto en el disfrute de las las pequeñas cosas.

En Zara decidieron prescindir de guión. Mandaron las prendas -que, obviamente, tienen que planchar en casa- y pidieron la máxima naturalidad a sus modelos. Dando lugar a jóvenes más relajadas y sonrientes de lo habitual. Un acierto teniendo en cuenta que el trabajo va destinado a las necesidades de cubrir contenido en las páginas webs y en las redes sociales, cuyo uso se ha potenciado con las ventas online durante la cuarentena.

Las viviendas de sus maniquís alrededor del mundo, con espectaculares lagos incluidos, consiguen embarcar al comprador en un viaje con el que salir por un momento de casa. Un sueño que también habría sido el del fallecido maestro de la fotografía Peter Lindbergh, defensor de la naturalidad en cada uno de sus trabajos. Todo apunta a que se abre la puerta a reinventar las producciones de una moda donde son necesarias las manos de los profesionales, pero no los artificios. Es el momento de acercar la moda al publico. Esta vez de verdad.