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Ahora que ya ha quedado oficialmente inaugurada la temporada de playa y piscina, lo que busca la gran mayoría, además de refrescarse, es lograr un bronceado bonito y saludable. Pues bien, para ello tenemos que preparar la piel y nuestro organismo por dentro y por ... fuera. Hoy repasamos las claves para que el bronceado de este verano sea perfecto:
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Antes de tomar el sol es necesario que nuestra piel esté limpia de células muertas para lograr un bronceado uniforme y que aporte beneficios a nuestra piel. Para ello realizaremos 48 horas antes de la exposición al sol una exfoliación tanto facial como corporal que calmaremos con un tónico e hidrataremos con una buena crema o loción nutritiva. La hidratación es un factor clave a la hora de mantener el bronceado, recuperar la elasticidad y ayudar a calmar la piel después de una jornada de playa o piscina. Por ello, tener siempre a mano un buen aftersun o gel de aloe vera es más que necesario.
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Uno de los errores más comunes a la hora de tomar el sol es el de no saber qué tipo de protección escoger o si con un bronceador es suficiente. Pues bien, lo primero que tenemos que tener en cuenta es nuestro fototipo de piel para saber la sensibilidad de la misma y, por tanto, conocer qué protectores son los que mejor se ajustan a nuestras necesidades. Si desconocemos nuestro fototipo de piel en cualquier centro de estética pueden echaros una mano y recomendaros los productos adecuados. Eso sí, que siempre cuenten con protección solar.
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El bronceado no sólo depende de cuánto tomemos el sol sino también de lo que comemos. La alimentación juega un papel fundamental para mantener la piel en buen estado y, más si cabe, cuando vamos a tomar el sol. Para potenciar el bronceado podemos apostar por incrementar en nuestra dieta aquellos alimentos ricos en betacarotenos como la zanahoria o el tomate y otros que sean ricos en alfacaroteno, como el maíz, el brócoli y el kiwi. Con ellos ayudamos a una mejor pigmentación de la piel y se previenen daños solares. Los alimentos antioxidantes también son muy recomendables sobre todo para después de la exposición al sol, para ello nos decantaremos por frutos rojos y algunos cítricos. En cuanto al pescado y las legumbres, ricos en vitaminas E y B, ayudan a evitar la deshidratación, la descamación y ayudan a prolongar el bronceado. Todo ello, por supuesto, junto con una buena hidratación ingiriendo como mínimo 1,5 litros de agua diarios.
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Esto es algo que hay que tener muy claro. No porque un día tomemos 3 horas el sol nos vamos a broncear más rápido, y lejos de ser saludable probablemente dañemos nuestra piel y se produzcan quemaduras. Por ello se recomienda una exposición solar de entre 20 y 30 minutos evitando las horas centrales del día. De esta manera nuestra piel se irá acostumbrando al sol, e irá adquiriendo progresivamente un bronceado bonito, saludable y duradero.
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Si bien es cierto que no existe la fórmula perfecta para que nuestro bronceado se alargue en el tiempo, sí que hay factores que ayudan, y uno de ellos es el de mantener a raya la hidratación de la piel y nuestro organismo ingiriendo agua, jugos de frutas naturales y aplicando diariamente una buena crema hidratante. De esta manera nuestra piel no se resecará (algo muy frecuente en verano) y comenzará a descamarse perdiendo así gran parte del bronceado. También es recomendable aplicar una vez por semana alguna mascarilla nutritiva tanto en el rostro como en el cuerpo para intensificar la elasticidad de la piel.
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