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Cada edad, un estilo

Cada edad, un estilo

Conocer nuestro cuerpo y los cambios a los que se va sometiendo con la edad es fundamental para escoger las prendas y el estilo que más nos favorece

Inmaculada González

Jueves, 16 de febrero 2017, 13:52

Vestir adecuadamente es mucho más que ir a la moda o tener un buen fondo de armario. Conocer nuestro cuerpo y los cambios a los que se va sometiendo con la edad es fundamental para escoger las prendas y el estilo que más nos favorece.

Cada momento de nuestra vida se corresponde con una etapa distinta, tenemos un estilo de vida determinado, unos gustos o preferencias, estudiamos, trabajamos... y poco a poco nuestro armario se va adaptando (al igual que nuestro rostro y nuestro cuerpo) a todos esos cambios. Por eso, es fundamental entender en qué momento nos encontramos para vestir acordes a nuestra edad y forma de vida.

A los 30

Los 20 están para experimentar, para atrevernos con la moda, con estilismos que ponen a prueba nuestros límites y que nos permiten conocer qué es lo que mejor nos queda, con lo que nos sentimos más cómodas y nos ayuda, poco a poco, a ir creando un estilo propio.

Cuando entramos en la década de los 30 hemos comprendido varias cosas sobre moda. La primera de ellas es que no es necesario llenar nuestro armario de prendas de tendencia y que tampoco hay que comprar compulsivamente porque, en teoría, no tenemos nada que ponernos para salir el fin de semana. La filosofía de las treinteañeras es la de crear un buen fondo de armario, en el que invertimos un poco más en menos prendas, pero de mejor calidad.

No pueden faltar los vaqueros, los pantalones de pinzas, las americanas, las biker de cuero y las camisas. Una vez tengamos estas prendas básicas podemos ir incorporando aquellas otras que se ciñen más a nuestros gustos, a nuestro trabajo y estilo de vida y apostar por complementos útiles a los que les vayamos a dar una larga vida.

Si hay algo que se suele desterrar a los 30 son los tops que enseñan el ombligo, los mini-shorts, las bomber y esas prendas de lycra súper ajustadas así como los escotes de vértigo. Otras de las cosas que cambiamos también son los estiletos para el día a día y apostamos por un calzado más cómodo así como por un maquillaje y peinado más natural y desenfadado.

En esta década empezamos a tener estilo propio, más seguridad y, por tanto, un mejor concepto de la moda y cómo queda en cada una de nosotras.

A los 40

Lo que buscamos las mujeres a los 40 es mostrar una imagen de frescura, tranquilidad pero llena de sofisticación. Para ello, seguiremos apostando por ese fondo de armario que hemos ido construyendo durante toda la década de los 30 e incorporaremos nuevas prendas en tonos neutros, estampados muy sutiles, blusas y chaquetas con caída y tejidos más naturales como el algodón o la seda. En este momento de la vida las mujeres estamos en total plenitud porque gozamos de más sabiduría, mejor estabilidad y un mayor conocimiento de nosotras mismas.

Huiremos de cosas demasiado brillantes para el día a día, como lentejuelas o estampados demasiado llamativos; tampoco apostaremos por looks estridentes como los de inspiración ochentera o étnica sino que daremos ese toque de tendencia con pequeños complementos.

Las faldas de tubo, los pantalones de pinzas y los jeans forman parte de nuestro día a día y los complementaremos con camisetas, jerséis y blusas finas (los tejidos demasiado gruesos suman edad y también volumen).

En cuanto al calzado, si la comodidad reinaba en los 30, se mantiene en los 40 y aquí es donde ganamos ventaja: el tacón ancho, la punta cuadrada y los botines serán nuestros aliados.

Si tenemos en cuenta el peinado y maquillaje, más allá de la naturalidad, lo que se busca es una comodidad elegante que nos permita estar listas en cinco minutos. Por eso las medias melenas, los desfilados a media espalda y los cortes masculinos son una apuesta segura.

A los 50

En esta década hemos superado esa "esclavitud" por la moda que desde los 20 años ha reinado en nuestro armario y nuestro estilo de vida. En este momento, en el que normalmente además el cuerpo femenino empieza a sufrir cambios, lo que necesitamos es sentirnos cómodas y seguras con lo que nos ponemos más allá de nuestro fondo de armario o las tendencias.

Está claro que los clásicos nunca fallan, pero tenemos que empezar a pensar en esas prendas que hasta ahora no habíamos tenido en cuenta y que puede que nos queden mejor de lo que pensamos. Hablo de los chalecos, los kimonos, los pantalones culottes, la pata de elefante, el talle alto y los jeans de toda la vida.

En esta década de lo que tenemos que huir es de prendas demasiado juveniles, ya que como en muchas ocasioes ha dicho la diseñadora Carolina Herrera "no hay cosa que más envejezca que vestirse de joven". Y que conste que con esto no quiero decir que las mujeres de 50 en adelante sean viejas sino que para realzar la belleza de su madurez es preferible vestir acorde a su edad y a su silueta.

Los accesorios que hemos ido usando durante los 30 y los 40 eran un tanto más grandes, menos prácticos y más ornamentales. Pues bien, es el momento de sustituir la bisutería por joyas y las cosas grandes por algunas más minimalistas. Todo lo que suponga un exceso en nuestro look nos sumará años y restará elegancia.

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