El origami salva a Devota & Lomba

Los estampados, como siempre, hacen referencia al mundo vegetal, compartiendo protagonismo con pequeños peces. Composiciones orgánicas se intercalan con siluetas construidas con líneas entrelazadas, geometrías ordenadas y trazos de acuarela, que se multiplican a lo largo del tejido. Lino, seda, doble faz de algodón ikat, jacquard de papel y rafia, tejido de neopreno en lamé listado y matelasse laminado metálico en tonos claros y luminosos se contraponen con colores intensos, vibrantes y saturados, dando lugar a una paleta de luces y sombras bañada en agua marina, rojo azalea, naranja mandarina, verde calatea, beige dorado y granate maranta.

Destaca la técnica 'meshwork', consistente en entrelazar cintas al bies dando como resultado diferentes dibujos, los bolsos artesanales de mimbre trenzado de Toino Abel y un mono de jacquard a imagen y semejanza de los trajes de neopreno de los surferos.

El 'after-work' de Agatha Ruiz de Prada

El chapuzón de Ailanto ha dado paso al 'after-work' de Agatha Ruiz de la Prada. Las prendas, que se podrían llevar dadas la vuelta gracias al minucioso trabajo del interior, están fabricadas en tafeta de seda con espumillón de Navidad, algodón con tejido transparente y, como es habitual en la casa, en punto, lino y seda 100% en contraste con tejido tecnológico. Los coloridos 'looks' tienen como protagonista al amarillo, llamando también la atención el uso de colores pastel empolvados, que ya fueron tomando importancia en las anteriores colecciones. La apuesta más atractiva ha sido la de los flecos teñidos en degradado.

Ángel Schlesser, cordura oriental

Ángel Schlesser ha puesto cordura a los excesos de Agatha. El modista se ha inspirado en el minimalismo de los 90 con influencias orientales y del trópico. Estampados florales y geométricos se han plasmado sobre largos midi, pantalones masculinos oversize, volantes y piezas con cortes asimétricos. Las prendas, confeccionadas en lino, algodón y seda, se han teñido de blanco, negro, coral, verde, azul y rojo.

La tarde no podía comenzar mejor. Roberto Verino ha dejado al público boquiabierto con una clase maestra sobre elegancia. Líneas sensuales y fluidas se adaptan a cada ocasión con tejidos naturales como el algodón, el lino y las sedas. Sus mezclas nos adentran en un verano lleno de atractivos y muy seductor. Los tejidos de rayas, estampados y lisos en colores del mar y también de la vegetación más explosiva de selvas tropicales permiten hacer propuestas entusiastas que han cautivado a los asistentes al mejor desfile de largo- de la jornada.

Un sueño roto por Francis Montesinos y su relación 'a flor de piel' con el cantante de la mítica banda 'Kiss', Gene Simmons. Como no podía ser de otra manera, el rock, con pinceladas japonesas, ha sido la base de la propuesta de la extraña pareja, en la que han abusado de encajes y grandes estampados de rosas. Una agonía que ha incluido las caras de Gene y Francis estampadas sobre vestidos. Menos mal que el vestido de novia tenía su aquel. Caos al que ha puesto paz Duyos. El diseñador ha puesto la nota solidaria a la jornada con un proyecto para ayudar a la ONG Kelele África, que se dedica a ayudar a mujeres y niños de Uganda. Las angelicales voces de un coro de niños han marcado el delicado movimiento de las sedas, organzas y guipures con el blanco como protagonista. Merece especial mención un vestido baby-doll con perlas cosidas sobre muselina.

Sensibilidad a través de la abstracción

Devota & Lomba ha cerrado la primera jornada de MBFWM con un concepto de belleza basado en el orden en la estructura, en una construcción controlada que busca la sensibilidad a través de la abstracción, evitando el ornamento. Modesto toma como referencia el kimono para construir túnicas y prendas de estructura libre en guipur de seda y lana fría kaki, satén y crepe de seda naranja, tafeta de algodón amarillo lima, popelín de algodón de rayas rojas, azules y blancas y organdí de algodón rayado. Se ha agradecido la originalidad de dos vestidos con 250 piezas de origami ensambladas.