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No hay mejor defensa que un buen ataque. Bien pueden aplicar el actor Luis Lorenzo y su mujer Arantxa Palomino la mítica frase de Sun Tzu en su obra 'el arte de la guerra' para defender su inocencia en la causa abierta por la muerte ... de la tía de Palomino, María Isabel Asunción, de 85 años. La pareja ha esperado agazapada el ruido de los flashes y las horas de tertulia televisiva durante los cinco meses transcurridos desde su mediática detención, imputados por el homicidio de la anciana. Y ahora, por vez primera, han pasado al contraataque para tratar de archivar la causa.
Lorenzo y Palomino, en situación de libertad provisional, han declarado este martes de forma voluntaria ante la juez de Arganda del Rey (Madrid) que instruye el procedimiento. Su abogado consideró que a la vista de la deriva de la investigación de la Guardia Civil, que sigue tratando de conectar la responsabilidad de la pareja en el presunto envenenamiento de la tía Isabel por un «móvil económico», era la hora de dar un golpe en la mesa.
Con un aspecto impoluto y rictus relajado, los imputados han estado en los juzgados de la localidad -ubicada a 38 kilómetros al este de la capital- por un espacio superior a las dos horas. Lo han hecho después de que los investigadores admitieron en un informe judicial que no han hallado cadmio en el registro de su vivienda, pese a que la autopsia de la anciana concluyó que en su organismo había niveles de este metal (presente en la pintura) 200 veces por encima de lo normal, mientras que la concentración de manganeso (presente en pilas y baterías) era veinte veces superior a la habitual.
Frente al «envenamiento de etiología homicida» que sostiene la Guardia Civil por un móvil económico (el dinero y los bienes de la fallecida, que vivía con el matrimonio en Arganda), Luis Lorenzo y Arantxa Palomino han tildado de «falsos» estos indicio ante la juez y han tratado de aclarar las sombras de sospecha sobre las circunstancias de la muerte de la anciana, a quien le diagnosticaron una demencia meses antes de fallecer.
Con todo, los imputados se han quejado también de la investigación «prospectiva» de la Guardia Civil, en línea con las peticiones de su defensa para que se anulen determinadas diligencias por vulneración de los derechos de los acusados. Ni corto ni perezoso, a la salida del juzgado el propio Lorenzo se ha mostrado «satisfecho» de su declaración y ha tildado de «chapuza» el trabajo de los agentes encargados de la causa.
Los investigadores les señalan por «originar constantemente un historial de enfermedad mental y desatender a la mujer de sus necesidades físicas y médicas, haciendo que su salud se deteriorara hasta la muerte». Para sostener esta tesis, los agentes incluso han tomado declaración a varios vecinos del inmueble de Arganda donde vive el matrimonio para conocer si había visto malos tratos a la fallecida.
Una circunstancia contenida en las diligencias judiciales y que han llevado al abogado de Lorenzo a denunciar a uno de sus moradores para replicar su testimonio incriminatorio. Declaró que los episodios de maltrato eran «constantes» y que incluso Palomino mantenía «una actitud déspota en la convivencia».
Sobre la demencia sobrevenida de la tía Isabel, el pasado 14 de julio fue interrogada como testigo la neuróloga que primero diagnosticó demencia y confirmó que presentaba esta patología, aunque dijo que le sorprendió la rapidez con la que se agravó. Según la Guardia Civil, esto pudo deberse a la ingesta recurrente de cadmio y manganeso, que contribuye a la «muerte neuronal».
Los acusados están ahora a la espera de que un perito de parte, en este caso del denunciante del caso, hermano de la fallecida, explique por qué en la autopsia se detectaron altos niveles de cadmio conforme a la teoría de que se produjo una redistribución natural post mortem. Y es que la hipótesis de que la anciana pudo fallecer de forma natural pese a los altos niveles de metales está avalada por varios estudios científicos.
Para aclarar este extremo, la instructora interrogó hace unas semanas al director del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, Antonio Alonso, cuya institución publicó en sus redes las conclusiones de dos estudios sobre cadáveres de Estados Unidos y China, con altísimos niveles de cadmio en sangre debido a una redistribución natural del metal a raíz de su descomposición. Alonso expuso a la jueza esta teoría, recogida en un artículo de una revista científica de 2010, en línea con la exposición que hizo en junio una jefa del servicio de química de este organismo público.
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