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ANA RANERA
Gijón
Viernes, 28 de octubre 2022, 09:32
Claudia López (Boal, 1993) promete que, de niña, no les hacía ni caso a las barbies. De aquella, tenía «tres o cuatro», pero ella prefería los juegos de mesa y otro tipo de juguetes que en nada se parecían a la popular muñeca. Un día, ... hace siete u ocho años, se reencontró con ellas y la historia cambió para siempre. «Las vi ahí tiradas, las arreglé y, no sé por qué, me empezaron a interesar», recuerda.
«En ese momento vi que había más gente que las coleccionaba y me compré la primera en una juguetería porque no tenía ni idea de cómo se hacía», se ríe ahora, desde la experiencia. Poco después llegó una más exclusiva, inspirada en Peter Rabbit y, a partir de ahí, se desató una fiebre que se traduce en casi 400 piezas (y en aumento). «Yo creo que nadie sabe a ciencia cierta cuántos modelos de Barbie existen», asegura. «Aparte de las oficiales, han salido ediciones limitadas y hay muchas customizadas. Es imposible tenerlas todas», prosigue.
La más especial de las que ellas atesora es una de Elizabeth Taylor, aunque hay otras a las que adora «por su valor sentimental» o por el trabajo que tienen detrás. «Hace poco me compré una de Cher que llevaba bastante tiempo detrás de ella», cuenta, al tiempo que se le viene a la mente la más cara que tuvo. «Se la compré a un artista mexicano por 270 euros, pero luego me cansé y la vendí», se ríe.
Ahora tiene entre ceja y ceja conseguir a Barbie Medusa y otra de Cher, esta vestida de india. «Pero, por querer, quiero muchísimas», reconoce. Con tantas muñecas, ya tiene una habitación de su casa de Gijón, donde vive, dedicada exclusivamente a ellas. «Toda la gente que viene se queda alucinada, porque las tengo todas expuestas».
Y, con ella, también alucinan los muchísimos fans que tiene en las redes sociales, donde la conocen como Chicle de Fresa. «Muchos seguidores me dicen que, gracias a mí, están empezando a coleccionar barbies. Yo siempre hago la broma de que estoy creando un ejército», se ríe.
Y su éxito no es solo por las muñecas, sino también por su estética, que es la de una auténtica Barbie. «Hace poco vacié mi armario, vendí toda mi ropa y lo llené solo con prendas de color rosa», desvela. Con esa decisión, ahora se parece un poco más a esta muñeca que, según ella dice, «no es solo un juguete».
«Barbie es moda y es la imagen perfecta y no me estoy refiriendo a las medidas perfectas, sino a que lo tiene todo, es glamur», afirma. Por eso, Claudia está segura de que nunca pasará de moda. «Es una muñeca que se actualiza muchísimo. Ahora mismo, las hay inclusivas: con audífonos, sin pelo, con una prótesis en la pierna...», enumera. «Todos los niños se pueden sentir identificados con una de esas muñecas», concluye esta joven asturiana que es ya toda una chica Barbie, en un mundo que brilla en color rosa.
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