Bye-bye de Meghan en verde sereno

El último acto ha sido su asistencia a un servicio religioso en la Abadía de Westminster donde se conmemora cada año la unión de la Commonwealth, agrupación de países, más de cincuenta, que en su mayoría fueron territorios del Imperio Británico. Es un servicio que contiene mensajes de líderes musulmanes, budistas o judaístas, y música también diversa en su origen geográfico.

La despedida se produjo en un acto en el que, por primera vez desde que Enrque y Meghan anunciaron en enero su deseo de abandonar su papel como miembros importantes de la familia real, comparecían juntos todos ellos, salvo el duque de Edimburgo, que ya no asiste a actos oficiales, y Andrés, apartado por las denuncias de pederastia.

Markel lució un vestido con capa verde y tocado del mismo color, diseñados por Emilia Wickstead, que también gusta a Catalina, duquesa de Cambridge. La pasarela final de los Sussex comenzó la pasada semana con Meghan luciendo un vestido de azul de manga corta, de Victoria Beckham, en una ceremonia de entrega de premios. Reavivó el entusiasmo de los aficionados a la moda por la presencia y osadía de la exactriz.

Han sido días triunfantes. Lo más emotivo fue quizás la ovación en pie que el público del auditorio Royal Albert Hall- en su gran mayoría miembros o personas vinculadas al regimiento de los Royal Marines- brindó a Enrique, su capitán general hasta el final de este mes, y a su esposa cuando llegaron al palco para presidir un concierto benéfico.

Meghan vivió su momento de adulación total cuando visitó por sorpresa una escuela secundaria del este de Londres, en Dagenham, donde una comunidad multicolor de alumnos y profesores la recibió con entusiasmo. La visita incluyó un discurso de la duquesa animando a los asistentes a perseguir el «derecho de hacer lo que es correcto».

Con la llegada de la primavera, seguirán siendo altezas reales, pero se les ha pedido que no usen el título. Los patrocinios reales se convertirán en una asociación privada de los duques con las organizaciones. Enrique pierde sus roles en las Fuerzas Armadas aunque no sus rangos. La reina y el príncipe de Gales ayudarán económicamente a la pareja, que quizás se traslade pronto de la mansión que alquilan en Canadá.

El Gobierno de Ottawa ya ha adelantado que la seguridad de los duques no será pagada por los presupuestos del Estado a partir del 31 de marzo. Su oficina institucional en el Palacio de Buckingham será cerrada. Regresarán a Reino Unido con frecuencia y conservan su casa en la hacienda real de Windsor. El sistema de relaciones pactado se revisará dentro de un año.

La negociación entre los duques y la Casa Real ha provocado tensión. Su portal de internet aún tiene el dominio sussexroyal.com, cuando esa denominación general para sus productos les ha sido prohibida por los representantes de la reina, que no aceptaron el plan de Enrique y Meghan para participar en algunos roles de la realeza, pero sin someterse a las directrices de la Royal Household.

El malestar de la pareja con la Casa Real, que respondió a su envite con un órdago de todo o nada, se desvela también como mercantil en su página de internet. Puntualizan que utilizarán el largo nombre «El Duque y la Duquesa de Sussex» en vez del breve y punzante «Sussex Royal» para su fundación y su comercio, tal como se les ha pedido, «a pesar de que no exista jurisdicción de La Monarquía o del Ministerio del Gabinete para usar la palabra «Royal» en países extranjeros».