Carlos III con los emperadores de Japón, dos familias en apuros

La visita, aplazada en 2020 por la pandemia, muestra al monarca británico retomando con normalidad sus compromisos

Joaquina Dueñas

Martes, 25 de junio 2024, 15:10

A pesar de los numerosos contratiempos de salud, el último, la hospitalización de la princesa Ana por una conmoción cerebral, Carlos III ha seguido con su agenda esta semana, recibiendo al emperador Naruhito y a su esposa, Masako, en la que es la primera visita de estado al país desde que le fue diagnosticado cáncer el pasado febrero y se retiró de sus deberes públicos. El tratamiento oncológico del monarca británico no ha sido impedimento para participar en los diferentes actos programados en una visita que estaba prevista para 2020, con Isabel II todavía en el trono, y que fue aplazada a causa de la pandemia del coronavirus.

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La pareja imperial aterrizó el pasado domingo en el aeropuerto de Stansted, en Essex, donde fue recibida por el embajador japonés, Hajime Hayashi, y por el vizconde de Brookeborough en nombre del rey. Desde entonces, han venido atendiendo una serie de compromisos privados, hasta este martes, cuando ha comenzado la visita institucional que tiene por objeto estrechar los lazos entre las dos naciones. El príncipe Guillermo ha sido el encargado de saludarlos en el hotel antes de la ceremonia oficial de bienvenida.

La casa real británica ha desplegado la alfombra roja para recibir con todos los honores a los emperadores japoneses con quienes tienen un vínculo especial. De hecho, Naruhito estudió el comercio en el río Támesis en el siglo XVIII durante su estancia de dos años en la Universidad de Oxford como estudiante de posgrado. Un tiempo que narró en sus memorias 'El Támesis y yo'. Además, un joven príncipe Carlos (ahora rey) le enseño a pescar con mosca en Balmoral, donde fue recibido por la reina Isabel II.

Antes de hacerse las presentaciones, la Guardia Real ha tocado el himno nacional japonés. El emperador ha inspeccionado la Guardia de Honor, formada por el Primer Batallón de Guardias Galeses y la Banda de Guardias Galeses, junto a Carlos III y posteriormente ambos, además de la emperatriz Masako, la reina Camila, se han trasladado al Palacio de Buckingham en carruaje, donde han sido recibidos por una segunda Guardia de Honor.

Al monarca británico se le ha visto riendo y charlando animadamente en más de una ocasión durante la ceremonia en el icónico cuadrilátero instalado para recibir a los emperadores nipones. Curiosa ha sido la coincidencia en la vestimenta de las dos consortes, ya que las dos han elegido el blanco para la ocasión. Considerado el color de los dioses en Japón, simboliza la pureza tanto espiritual como física. La anécdota de la jornada la ha protagonizado la emperatriz Masako, que ha procesionado en carruaje por la avenida de The Mall hasta el palacio de Buckingham con mascarilla a juego con su indumentaria, debido a su alergia a los caballos.

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El programa de actos continúa con un almuerzo en el palacio una visita a una exposición de artículos de la Colección Real relacionados con Japón para seguir con una visita a la abadía de Westminster. Esta noche está previsto el banquete de Estado y será entonces cuando el rey y el emperador pronuncien sus discursos. La visita continuará hasta el jueves.

Crisis en la casa imperial

Si los Windsor están atravesando una delicada etapa por los diferentes y graves problemas de salud que están viviendo, la familia imperial japonesa afronta su propio reto, el de la sucesión. Las restrictivas leyes de sucesión, las tradiciones ancladas en el pasado y la ausencia de varones (Naruhito no tiene hijos varones, por lo que la línea de sucesión continuaría en su hermano Akishino) hacen que la dinastía esté en peligro de extinción. De hecho, desde 1947, las princesas de la casa imperial japonesa tienen que abandonar la familia real al contraer matrimonio con un plebeyo y al no haber príncipes japoneses casaderos, desparecen las opciones. Así sucedió con la princesa Mako, hija mayor del príncipe Fumihito y la princesa Kiko, que renunció a su puesto en la casa imperial para casarse con su novio de la universidad.

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Además de ella, otras siete integrantes de la línea de sucesión actual han tenido que seguir sus pasos a causa de su matrimonio. La legislación japonesa determina que solo un hijo varón descendiente de un emperador varón puede ascender al trono, lo que limita las posibilidades tanto que se ha abierto un profundo debate en el país nipón donde, según las últimas encuestas, el 90% de la población apoyaría a una futura emperatriz Aiko, única hija del emperador Naruhito.

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