eduardo de rivas
Lunes, 17 de abril 2017, 12:04
La vida de Hedy Lamarr bien merecía el guion de una película. Actriz, inventora, judía casada con un antisemita, espía (o no), cleptómana, adicta a las pastillas y una de las mayores bellezas de la historia del cine. De todo eso habla ella misma en ... sus memorias "Éxtasis y yo" (Notorious Ediciones), que se editan por primera vez en España después de que vieran la luz en 1966, generando un gran revuelo en el Hollywood de la época. Tanto que la actriz llegó a demandar a la editorial, con la que había firmado un contrato de 200.000 dólares por contar su historia e intentar, de paso, relanzar una carrera que iba camino del ocaso.
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Nacida en Viena como Hedwig Eva Maria Kiesler, hija de un banquero y una pianista judíos, la historia no habría guardado un hueco para ella si no hubiera conocido a Louis B. Mayer, el mandamás de la Metro-Goldwyn-Mayer. Años atrás la actriz ya se había hecho famosa tras protagonizar el primer desnudo en una película comercial y después de que Gustav Machaty filmase su orgasmo en 'Éxtasis'. Era la primera vez que el cine mostraba el momento álgido sexual de una mujer, aunque, lejos de lo que trasmitía, los gestos de la actriz se debían a que el director se encontraba tumbado debajo del colchón, pinchándole con alfileres. La película causó la vergüenza de sus padres el día del estreno y la furia del Papa Pío XI, que intentó prohibirla. De hecho, lo estuvo en muchos lugares, incluyendo varios estados de Estados Unidos durante más de 20 años.
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