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Alfonso R. Aldeyturriaga
Sábado, 5 de diciembre 2015, 08:02
Había despedido don Juan Carlos 1999 con el dolor de haber perdido, como él mismo dijo, "a mi hermano mayor". En verano de ese año falleció Hassan II, rey de Marruecos. Don Juan Carlos, apesadumbrado ante el féretro del monarca alahuí, abrazó a Mohamed VI ... y le susurró "ahora soy yo tu hermano mayor". Quizás por eso, por el adiós de un ser querido, o por una especie de presentimiento, esas navidades, las del cambio de milenio, el rey de España reunió a toda la Familia Real y a la familia del Rey en una de las residencias oficiales de los soberanos españoles, en La Mareta. A don Juan Carlos y doña Sofía les acompañaban el príncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina, con sus respectivos maridos, y sus primogénitos: Felipe Juan Froilán y Juan Nicolás, de dos años uno y unos pocos meses el otro. En el caserón de Lanzarote también se instalaron las infantas Pilar y Margarita, con sus hijos y nietos. Y sí, también doña María de las Mercedes. Fueron sus últimas navidades, fueron sus últimos días. El 2 de enero de 2000 murió la madre del Rey, rodeada de toda su familia. De hecho, esa fue la última vez que, al menos de forma oficial, se supo que don Juan Carlos había reunido a todos los suyos bajo un mismo techo.
Don Juan Carlos, de hecho, regresó a la península el 3 de enero y nunca más volvió a cruzar el umbral de La Mareta. Esta residencia oficial de la Familia Real es hoy noticia porque esta misma semana Felipe VI ha decidido ceder La Mareta para la promoción de España. La casa es impresionante se mire por donde se mire. Fue el rey Hussein de Jordania quien la mandó construir a orillas de mar. Era el sueño de un rey y, sin haberse hospedado en ella, en 1980 se la regaló a don Juan Carlos, quien decidió incorporar esta residencia a Patrimonio Nacional. Y se convirtió entonces el sueño, esta vez hecho realidad, de otro rey. Desde entonces raro fue el año en el que la Familia Real española no reservaba algunos días de vacaciones para visitar Lanzarote. La última visita de la que se tenga constancia fue en las navidades de 2005, cuando los entonces príncipes Felipe y Letizia disfrutaron de casi una semana de vacaciones con la pequeña Leonor.
Pero, a diferencia, por ejemplo, de lo que sucede con Marivent, los anteriores reyes de España prestaron con bastante asiduidad las llaves de La Mareta, diseñada por el artista lanzaroteño César Manrique, para algunos de los invitados más ilustres a nuestro país. Helmut Kohl se hospedó allí en 1992. Ese mismo año también pasaron tres semanas en la casa canaria Gorbachov y su esposa Raisa. La lista de visitantes con pedigrí la completan Schöder, Havel, Aznar, Rato, Nazarbeyev y Zapatero. Y, precisamente, según ha explicado esta misma semana el ministro de Turismo, José Manuel Soria, tras el anuncio de la cesión de La Mareta, la utilidad que se pretende dar a la casa para promocionar España es que mandatarios o representantes de instituciones internacionales o figuras del mundo de la cultura sean invitados a hospedarse y disfrutar de las instalaciones de La Mareta, para contribuir así a la promoción y refuerzo de la marca España, en general, y de Canarias y Lanzarote, en particular.
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