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La duquesa de Alba y sus amores

La duquesa de Alba se casó con un un monár-quico, un exjesuita de izquierdas y Alfonso Dí-ez

Jueves, 20 de noviembre 2014

Cayetana Fitz-James, duquesa de Alba, contrajo matrimonio con su primer marido, Luis Martínez de Irujo, el 12 de octubre de 1947 en la catedral de Sevilla.

En sus memorias, la duquesa recuerda que Luis se fijó en ella en los toros, una de las grandes pasiones de la duquesa.

Su primer esposo tenía una buena amistad con su padre, adepto a la causa de la monarquía.

El matrimonio tuvo seis hijos: Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart.

En 2001, la duquesa enviudaba por segunda vez tras fallecer Aguirre por un cáncer de laringe.

Seis años después, en 1978, la duquesa de Alba contrajo segundas nupcias con el exjesuita Jesús Aguirre.

Al principio la duquesa y el antiguo cura se cayeron mal. En su primer encuentro él habló lo imprescindible porque la visita de Cayetana le impidió echarse la siesta.

Pese al mal comienzo, el matrimonio marchó sobre ruedas durante 23 años y Cayetana destacaba de él su intelecto y su ardor sexual.

Su tercer matrimonio, con Alfonso Díez Carabantes, fue quizá el que más polémica ha suscitado.

En 2008 surgieron los rumores sobre la relación entre la duquesa y el funcionario, un viejo conocido de su segundo marido.

Según las memorias de Cayetana, Alfonso Díez siempre estuvo prendado de ella desde que conoció a la duquesa de Alba en un rastrillo de antigüedades.

A pesar de la oposición de sus hijos y del revuelo generado en la opinión pública, la pareja contraía matrimonio en el Palacio de Dueñas en octubre de 2010.

Tras un enlace celebrado en la más estricta intimidad, la duquesa y flamante tercer esposo se dieron un baño de multitudes a las puertas del Palacio de Dueñas, donde Cayetana se marcó unas sevillanas que quedaron inmortalizadas para la historia.

Alfonso ha acompañado en numerosas ocasiones a la duquesa, aunque siempre se ha mantenido en un discreto segundo plano.

Tras el enlace, la pareja siguió desarrollando las aficiones comunes con las que habían estrechado su relación como el arte y los viajes. En la imagen, uno de sus últimos viajes a Egipto.

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