La resaca de las encuestas

¿De dónde nace esa poderosa convicción? Lo responde el mismo mensaje: se trata de las previsiones contenidas en un «estudio electoral» realizado con una misteriosa empresa: RNC Sondeos. Misteriosa porque resulta inencontrable en una búsqueda por internet. Y porque apenas figura como una escueta entrada en el registro mercantil de Madrid, donde no constan más datos. Ningún experto del sector demoscópico, entre los consultados por este periódico, conoce a RNC, cuyas prospecciones de cara al próximo domingo arrojan, siempre según el PP, «similares resultados» que en las pasadas generales: el 53,7% de las papeletas. Es decir, que se supone que el PP ganaría las elecciones, lo cual parece contradictorio con el párrafo final del mencionado mensaje, dirigido a la afiliación: «Necesitamos seguir contando con tu apoyo para darle la vuelta a los sondeos que en estos días se están publicando».

Es un mensaje contradictorio, en cierto sentido. Pero es que toda campaña tiende a la paradoja. En el imperio de la vieja política, que el PP hubiera incluido a una candidata adicional al puesto conseguido por Esther Herranz en la lista europea hubiera sido convenientemente publicitado desde su sede, pero en esta nueva coyuntura que el nombre de Cristina Salinas figure en la papeleta se divulga casi de tapadillo. Y que la Junta Electoral propine un tirón de orejas a las siglas populares, luego de atender una queja socialista, se inscribe en la misma línea argumental: el mundo político, al revés. Al menos, el riojano.

Un mundo donde la resaca de las encuestas publicadas este fin de semana por Diario LA RIOJA admite tantas lecturas como sensibilidades hay en liza. Hasta quienes visten la camiseta del PP, penalizados por los sondeos, encuentran motivos para la esperanza, como les pide ese mensaje de telefonía móvil enviado por su jefe. Deducen, al menos los integrantes de su lista por Logroño, que todavía persiste oculto el voto de muchos electores indecisos, que confían en ganar para su causa. Y se agarran al (teórico) tirón popular de su candidato para consolarse. Coartadas parecidas a las que esgrimían en vísperas de las elecciones generales. Y entonces La Rioja votó lo que votó. Más o menos, lo que anunciaban las encuestas. Salvo las de RNC Sondeos, claro.