«El desempate está en los votantes de Ciudadanos» , sentenció abiertamente Ángel Gabilondo hace algo menos de un mes. Era lo que realmente creían en la Moncloa, desde donde operan los artífices de la campaña socialista para las elecciones del 4 de mayo en la ... Comunidad de Madrid. Conforme a esa premisa, se hizo un planteamiento destinado a atraer a los votantes de la formación liberal desencantados o dubitativos. A menos de quince días para los comicios, los socialistas admiten ya su fracaso y el presidente del Gobierno, implicado de hoz y coz en la pugna electoral, se ha visto obligado a reorientar su estrategia.
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En el PSOE, donde se vive con cierta suspicacia que Pedro Sánchez haya puesto otra vez en manos de su jefe de gabinete, Iván Redondo, el control de la campaña, evitan hacer sangre. La fórmula desplegada para enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso es idéntica a la que ya intentó en vano el 'gurú' electoral del jefe del Ejecutivo en las elecciones de 10 de noviembre, cuando perseguía un Gobierno del PSOE en solitario que pudiera prescindir del apoyo independentista. Entonces, en la dirección del partido no ocultaban su desacuerdo con un plan al que veían escaso futuro. No veían margen para que los votantes de Albert Rivera saltaran a su barco. Ahora, en cambio, admiten que cabía intentarlo.
Redondo venía de repetir la jugada en Cataluña, que posee una sociología electoral muy específica, y de lograr que el PSC, con el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a la cabeza, se convirtiera en el partido más votado. Por eso en esa ocasión nadie levantó la voz. El líder de Unidas Podemos, que en anteriores contiendas castigaba cualquier guiño de los socialistas a Ciudadanos, bendijo además públicamente que entre los dos partidos del Gobierno de la nación se hiciera un reparto de papeles y que Gabilondo se lanzara a por el voto del centro, sabiendo que después tendrían que entenderse. Ni criticó el «con este Iglesias, no», del candidato socialista, ni hizo demasiado ruido frente a su promesa de no tocar los impuestos, pese a no compartirla.
A estas alturas, sin embargo, no hay paños calientes. «La estrategia ha sido un fracaso absoluto«, conceden en el PSOE. Ni una sola encuesta, ni siquiera el CIS –que es la única que contempla un empate entre los bloques de izquierda y derecha–, detecta un flujo de más del 5% entre Ciudadanos y el PSOE (poco más de 21.000 votos, frente a los casi 630.000 que cosechó la formación de Inés Arrimadas en 2019). El PP se lleva casi el 50%. «En un escenario tan polarizado como el que existe en Madrid, esto no va a de robar votos al otro bloque, va de movilizar al mayor número de personas dentro de tu bloque; esa fue también la clave en Cataluña, solo que Cs y el PSC estaban en el mismo lado«. dicen fuentes socialistas.
El nuevo enfoque está ya claro. Sánchez participó el domingo en un mitin telemático con Gabilondo en el que intentó trasladar la idea de que, pese a lo que pueda parecer, la victoria de Díaz Ayuso y Vox no está hecha. «Tenemos una tarea apasionante al alcance de la mano; lo único que necesitamos es ir a votar todos los progresistas«, dijo. »¡Votar, votar y votar! –insistió– Somos la izquierda. Y, si votamos, el próximo 4 de mayo pondremos punto y final al Gobierno del Partido Popular«.
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El mensaje de este lunes del candidato socialista a la presidencia de la Comunidad también resulta indicativo: la promesa de un complemento extraordinario de 400 euros anuales para quienes tienen pensiones no contributivas. Mientras la presidenta popular habla de «mantenidos y subvencionados» que, crea la izquierda «como las colas del hambre, para que dependan de ellos», Gabilondo reivindicó un programa para «todos los olvidados por los últimos 26 años de gobiernos fijados en un modelo sin proyección» .
El reto, según un veterano del PSOE, no es nada sencillo. Pasa por conseguir llevar a las urnas a un porcentaje no desdeñable de los votantes de izquierdas que no se sienten interpelados en las autonómicas. Según el CIS preelectoral, solo el 77% de quienes votaron al PSOE en 2019 y el 80% de los que optaron por Más Madrid o Podemos están decididos a ejercer el sufragio el 4-M. En el caso del PP son el 90% y en el de Vox el 89%.
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