La participación se dispara en Madrid y sube once puntos respecto a 2019

La mayoría de las encuestas auguraban una alta participación. La duda es a quién puede beneficiar. Las colas que se han visto a primera hora de la mañana e incluso algunas aglomeraciones en determinados colegios apuntan en esa dirección. La celebración de los comicios en jornada laboral condiciona todos los datos. Los trabajadores disponen de horas libres para ausentarse de su puesto y poder ejercer su derecho a voto a lo largo del día. En algunos casos, la espera para poder depositar el voto en la urna se ha alargado hasta una hora, aunque muchos de esos retrasos también han sido motivados por las estrictas medidas de seguridad adoptadas para evitar contagios. La jornada discurre con normalidad: se han constituido el 100% de las mesas electorales y no ha habido incidentes reseñables.

Madrid afronta la cita con las urnas tras una campaña polarizada y bronca como pocas veces se ha visto y cuyos resultados es más que probable que sacudan el tablero nacional. Los sondeos publicados durante las últimas semanas apuntan a una abultada victoria de Isabel Díaz Ayuso. De hecho, su objetivo a estas alturas ya no es ganar, sino alcanzar la mayoría absoluta o al menos acercarse a ella para no tener que depender de Vox. En el otro lado de la balanza, PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos confían en sumar más que la derecha. Todas las encuestas indican que Ciudadanos se quedará fuera de la Asamblea.

Y unos y otros confían en la movilización. Hay un dato que ya se conoce. Alrededor de 259.000 personas han votado por correo, lo que supone un 41% más que hace solo dos años. Las formaciones de izquierda creen que si la participación es alta sus opciones se incrementarán. Ese ha sido uno de los leitmotiv de los discursos de campaña de Ángel Gabilondo, Pablo Iglesias y Mónica García, la candidata de Más Madrid que puede convertirse en la gran sorpresa de la jornada si acaba dando el 'sorpasso' a los socialistas. Los tres, sobre todo el exvicepresidente del Gobierno, han proclamado que una alta participación en los barrios de rentas bajas facilitaría el cambio en el Ejecutivo regional, en manos del PP desde 1995. Pero se trata de una teoría que la mayoría de los especialistas demoscópicos ponen en duda.

La participación en las autonómicas madrileñas se suele mover en una horquilla que va entre el 64 y el 70%. Esa cifra récord se alcanzó en 1995, en la que fue la primera victoria de Alberto Ruiz Gallardón. El presidente de GAD3, Narciso Michavila, ha venido augurando durante los últimos días que en este caso podía elevarse hasta cerca del 80% pero que eso no significa que la gran beneficiada sea la izquierda.

En cualquier caso, se da por hecho que los madrileños acudirán de forma mucho más masiva a las urnas de lo que lo han hecho en el últimos meses vascos, gallegos y catalanes. Esas han sido las tres convocatorias realizadas por ahora en medio de la pandemia y en los tres casos la participación ha sido exigua. En Euskadi fue del 50% y en Galicia rozó el 49%. Las dos citas fueron en julio de 2020. El pasado febrero en Cataluña fue del 53,5%.

La alta movilización que se espera choca con la situación epidémica que vive la región. Por comparar, cuando los catalanes acudieron a las urnas el 14-F la tasa de incidencia rondaba los 330 casos por 100.000 habitantes, en Madrid se eleva a los 380. Están confinadas 16 zonas de salud, lo que suponen, más de 450.000 personas. Y aun así desde primera hora de la mañana ya se han registrado colas.

Las autoridades han repartido 55.000 litros de gel hidroalcohólico y cinco millones de mascarillas. Se han establecido también recomendaciones de horarios para ir a votar. De 10 a 12 para los mayores de 65 años y de 19.00 a 20.00 para las personas que tengan covid o sospechen que puedan tenerlo o hayan sido contacto de algún contagiado.