Los indecisos y tú
Campaña sobre campaña | Día 8 ·
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Campaña sobre campaña | Día 8 ·
Alertan los politólogos de guardia que, aunque parezca imposible de creer, en realidad la decisión sobre el voto se toma durante estas dos semanas de campaña. Tomando como base, por supuesto, al votante tipo. El votante medio. El ciudadano moderado. Que se siente ajeno ... al incandescente estado de ánimo de ese tipo de especímen que coloniza sin embargo la atención de los medios. El seguidor talibán, el militante acérrimo: el incondicional al que sus respectivos partidos no hacen demasiado caso en realidad. Lo dan por descontado. Como cuentan de antemano con su apoyo, los candidatos dan por el contrario prioridad al cortejo de ese otro potencial votante, al que sí hay que seducir: el indeciso. Para quien no sólo se necesitan argumentos emocionales, sino que se exige una cierta racionalización del esfuerzo en la captación de su respaldo. Dicen que este tipo de votante se guía por la razón (que suele situarse a la altura de la billetera); también hay quien opina que en un paisaje electoral tan fragmentado pesa sobre todo el corazón. Que también está a la altura de la billetera en ciertos casos.
De ahí que el caladero fetén de votos se sitúe en la zona más templada del electorado. Donde prevalece ese ser humano tan particular, que en realidad no lo es tanto. Es uno de nosotros. Eres tú, improbable lector. El que duda. El votante que titubea. El elector indeciso. O que asegura ser indeciso, aunque también es posible que tenga pensado su voto desde hace largo tiempo pero prefiere no divulgarlo. Para no dar pistas, porque tiene mala conciencia respecto a su papeleta o por fastidiar, esa cosa tan española, a quien insiste en preguntarle sobre su orientación ideológica. Es un indeciso que sí sabe pero no contesta.
En esta campaña, la novedad reside en que ese porcentaje de españoles parapetados tras la ambigüedad crece. No deja de crecer. Del viejo porcentaje que situaba su cuota en el entorno del 20%, ahora se dispara hacia el doble. En La Rioja, por cierto, los estudios demoscópicos alertan de que gozamos de un porcentaje que encabeza la estadística nacional: como sostenía el viejo PP, mejor que la media. Y su peso todavía crece más por esos caprichos del electorado: entre las vacaciones y las procesiones, las elecciones generales se han comido media campaña. De modo que la decisión final, la que deben adoptar esos millones de compatriotas en cuya papeleta se esconde el ganador del 28 de abril, se tomará a partir de lunes. Cuando se cuelguen los hábitos de cofrade y se deshagan las maletas. Cuando los indecisos dejen de serlo.
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