El presidente de Vox, Santiago Abascal, comparece ante los medios de comunicación en su sede de Madrid tras conocerse los resultados electorales. EFE

Abascal se queda sin papel protagonista

Vox se mantiene como tercera fuerza en el Congreso, pero pierde casi 20 escaños

Domingo, 23 de julio 2023

Vox se presentaba al 23-J con el objetivo claro de ser indispensable para apear del poder a Pedro Sánchez y lograr un resultado con el que exigir formar parte del eventual Gobierno de Alberto Núñez Feijóo. Pero la cruda realidad de la cita electoral ... celebrada ayer echó por tierra la hoja de ruta de la derecha radical, quien ya no podrá exigir al líder del PP ser incluidos en ningún Ejecutivo.

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La derecha radical cosechó este domingo 33 escaños –casi un millón de votos menos que hace cuatro años–, por lo que la suma con los populares no haría posible investir a Feijóo presidente del Gobierno. «Hemos estado alertando toda la campaña de unas encuestas claramente manipuladas y que han tenido una clara consecuencia: la desmovilización», apuntaba ayer el propio Abascal al término de la jornada electoral. Una desmovilización que el líder vasco achacaba directamente a Feijóo y sus «ofertas» a Sánchez durante esta campaña.

Los de Abascal se quedan muy lejos de los 52 diputados cosechados en 2019, aunque se trata de algo que «esperaban». Lo que no alcanzaban a imaginar en la dirección nacional es que, aparte de perder parlamentarios, no consiguiesen resultar decisivos a la hora de formar Gobierno con el PP. La realidad es que las encuestas llevan semanas advirtiendo del bajonazo de los de Abascal, quienes en la campaña del pasado 28-M sí que habían sido capaces de imponer temas como el de las listas de Bildu con etarras, pero que en las últimas semanas no ha podido llevar la voz cantante en ninguno de los asuntos relevantes.

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No obstante, en Bambú 12 confiaban en que la fuerza demostrada en los mítines de Abascal y la postura férrea –a diferencia de Génova– sobre derogar todas las leyes impulsadas por Sánchez harían posible lograr un buen resultado. Algo que finalmente no ha sucedido. Los sondeos sí que vaticinaban que los de Feijóo lograrían un resultado suficiente como para ofrecer junto a la derecha radical una alternativa a Sánchez, pero tampoco ha sido así.

Fuentes de Vox e incluso el propio presidente del partido deslizaban ayer la repetición electoral como el escenario más factible tras el 23-J, algo que dependerá de la capacidad del líder del PSOE para aunar entorno a su figura a los partidos que le auparon como presidente en 2019 –parece difícil que lo haga con Junts–. Feijóo también reivindicó su derecho a gobernar tras ser la lista más votada, pero además de Vox, no parece contar con ningún potencial aliado. No obstante, los voxistas sí que celebran, como mal menor, haber salvado los muebles respecto a otra de las principales dudas que existían: si Sumar se haría con la tercera posición. La derecha radical finalmente ha quedado dos escaños por encima del proyecto de Yolanda Díaz.

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Vox se presentó por primera vez a unas generales en 2015, pero no obtuvo representación. Ya en abril de 2019 consiguió 24 escaños para irrumpir con fuerza en el Congreso, pero fue en la repetición electoral de aquel año cuando las expectativas se dispararon y los de Abascal consiguieron 52 diputados. En aquella cita, precisamente, el porcentaje de voto para los voxistas fue del 15,21% – y ahora se queda en el 12,39%–.

Lo cierto es que Vox retrocede en todos los territorios el 23-J. En Andalucía, donde comenzó su revolución allá en las autonómicas de 2018, se deja tres escaños y solo suma 9; en la Comunidad Valenciana y en Madrid, donde se llevó siete hace cuatro años, ahora sólo consigue cinco y en Castilla y León, donde consiguió su primer gobierno regional de la mano del PP, pasa de seis escaños a uno. Además, desaparece de Aragón, Cataluña y Ceuta.

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