Sánchez anoche en el acto de cierre de su campaña en Getafe (Madrid). REUTERS

Sánchez: «¡Vamos a decir que en España empezó el avance progresista en todo el mundo!»

El presidente del Gobierno se muestra eufórico en el acto final de su campaña y da por segura una victoria «rotunda»

Viernes, 21 de julio 2023, 21:37

Pedro Sánchez llega al 23J convencido de poder ganar la partida a Alberto Núñez Feijóo. El presidente del Gobierno ha tenido sus altibajos desde que el pasado 29 de mayo anunció su intención de llamar a las urnas para «clarificar» el escenario político, es decir, ... para determinar si el resultado de las autonómicas y municipales del 28 fue fruto de un voto meditado y consciente o a una pataleta irreflexiva de la que los votantes progresistas, y los más centrados, aún podían arrepentirse. En Ferraz se inclinan por que había mucho de lo segundo.

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No es pose ni estrategia electoral para hacer creer a su electorado que hay partido y que ganarlo depende de que no se queden en casa. Superado el bajón anímico que produjo la actuación de su líder en el cara a cara del día 10, y constatado que según los sondeos su incidencia no había sido trascendental, en la dirección socialista se percibe un clima rayano en la euforia. Aunque los más descreídos recuerdan que también el optimismo fue la nota dominante en el comité de estrategia el pasado 28-M. Hasta el mismo cierre de los colegios electorales el mensaje era contundente: «No habrá 'tsunami'; no habrá mapa pintado de azul». Horas después, el PSOE se enfrentaba a una pérdida radical de poder institucional.

Ahora, en todo caso, hay un matiz. El mejor escenario para los socialistas sería uno que permitiera a Sánchez gobernar en coalición con Sumar con los mismos apoyos externos que ha tenido en esta legislatura (ERC, Bildu, PNV...) pero fuentes de la formación admiten que es probable que el resultado solo alcance para bloquear un Ejecutivo de PP y Vox.

«Nos levantamos»

Lo que en general se descarta es, en todo caso, una derrota catastrófica, por debajo de los 100 escaños (el PSOE parte de 120). Hay quien apunta incluso a una derrota «dulce» como la de Felipe González en 1996, con una distancia del PP de en torno a los tres puntos. Sánchez, no obstante, se desgañitó este viernes para asegurar que lo que habrá será una victoria. En Getafe (Madrid), en su última intervención en una campaña con pocos mítines en la que ha cabalgado a lomos del miedo a la ultraderecha, el jefe del Ejecutivo aparcó la humildad. «¡Le vamos a decir a todo el mundo progresista que en España –gritó– empezó el avance de las fuerzas progresistas, en Europa, en América, en América Latina, en África!».

«Hemos hecho la mejor campaña. Nos caímos y nos levantamos y pedaleamos contra reloj y cruzamos todas las metas volantes y subimos todos los puertos inimaginables. Y nos quedan unos metros para llegar al sprint final y lo vamos a hacer el 23 de julio. Vamos a ganar las elecciones hasta la última pedalada, hasta el último suspiro, hasta el último voto. Vamos a ganar las elecciones -dijo también echando mano una vez más de la épica- y las vamos a ganar rotundamente».

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