Inteligencia, sensatez y honestidad. Es lo que pide a los candidatos del 23-J Elisa Chuliá (Valencia, 1965), doctora en Ciencias Políticas y Sociología y profesora de esta disciplina en la UNED. La también responsable de Estudios Sociales en Funcas, la fundación de las cajas ... de ahorro, considera que estamos ante unas elecciones generales «decisivas».
-¿Cree que los grandes desafíos sociales precisan de continuidad y por tanto de pactos entre los grandes partidos?
-Primero habría que acordar cuáles son esos grandes desafíos y elaborar, de cada uno de ellos, un diagnóstico técnico que respalden las formaciones políticas más representativas. Las reformas –es decir, las medidas concretas que se diseñen para hacer frente a los problemas diagnosticados– solo pueden perdurar en el tiempo si cuentan con un respaldo suficiente de los partidos que verosímilmente van a dirigir los gobiernos durante las próximas décadas. Por tanto, ese acuerdo entre los grandes partidos, los que representan a la mayoría de la población, sería el mínimo necesario para otorgar estabilidad a las reformas. Por supuesto, cuantos más partidos suscriban esas reformas, mejor, porque más proporción de la ciudadanía las sustentará.
-La educación y la sanidad pública es un orgullo del que podemos presumir, ¿deberían quedarse fuera del debate ideológico o eso es pedir un imposible?
-Los servicios educativos y sanitarios son piezas cruciales de los Estados del Bienestar. El sistema sanitario español corrige muy eficazmente desigualdades entre individuos sanos y enfermos; el sistema educativo genera igualdad de oportunidades. Cuanto mejor cumplan uno y otro esas funciones, más calidad tendrán. La calidad de nuestro sistema sanitario es indiscutible y pivota, en gran medida, sobre la valía y la dedicación de los profesionales sanitarios. La calidad de nuestro sistema educativo es mejorable en todos los niveles, pero en algunos aspectos hay que reconocer que se han hecho importantes avances. En todo caso, persisten problemas estructurales en la educación y la sanidad españolas que exigen reformas ambiciosas. La definición de estos principios debería resultar más de la escucha a los profesionales que proveen esos servicios (es decir, personal sanitario y personal docente) que del empeño en imponer una ideología u otra. Sin escuchar las voces plurales de los profesionales sanitarios y los profesores y gestores educativos no se podrán llevar a cabo las reformas que necesitan la sanidad y la educación.
-¿Cree que el Estado del Bienestar (desde garantizar las pensiones del futuro hasta las políticas de dependencia o de conciliación) es una de las grandes asignaturas pendientes? ¿Cómo se podría 'rejuvenecer'?
-Los cambios sociales durante las últimas décadas, singularmente demográficos y culturales, son de tal entidad que sacuden los fundamentos de los Estados del Bienestar creados en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Revisar los sistemas de protección social es políticamente complicado porque, en buena medida, su creación y desarrollo se publicitaron en aquellos tiempos como conquistas de los trabajadores que se han ido consolidando como derechos irrenunciables. Sin embargo, hay que discutir, con datos sobre la mesa, cómo vamos a afrontar el gasto social creciente. Y hay que hacer entender a la sociedad los costes que hemos de asumir si queremos contar con un Estado del Bienestar potente. El problema es que los ciudadanos no solemos plantearnos las cuestiones financieras relacionadas con la sostenibilidad de los Estados del Bienestar, en buena medida porque los partidos políticos eluden su discusión por temor a castigos electorales.
-Usted es profesora universitaria en la UNED, ¿cómo diría que ven España sus alumnos?
-Me resulta difícil contestar a esa pregunta porque los estudiantes de la UNED forman un colectivo muy plural y variado. Son personas con una fuerza de voluntad extraordinaria que se ponen a estudiar cuando vuelven de trabajar, que renuncian a horas de ocio y de sueño, por sacar adelante sus estudios. Una parte de ellos lo hace por sana ambición profesional, es decir, por mejorar en su vida laboral; pero otra parte lo hace por el gusto de adquirir más conocimientos. Es gente muy valiosa que seguramente comparte la desconfianza hacia los políticos que hoy albergan muchos ciudadanos, según reflejan todas las encuestas. Pero también quiero pensar que, por su talante y actitud vital, creen, como yo, que con inteligencia y auténtica vocación de servicio a la comunidad, la política española podría mejorar mucho.
«La comunicación política exige simplificar las ideas, pero no manipular, ni caricaturizar»
-¿Nos jugamos mucho en estas elecciones o es escéptica en cuanto a cambios que ayuden a progresar al país?
-Son elecciones decisivas. La recuperación económica brinda una buena oportunidad al nuevo gobierno para mejorar el funcionamiento de las instituciones políticas, para intentar reconstruir consensos, en particular, los que se refieren al respeto a la separación de poderes y el cumplimiento de la legalidad constitucional.
-¿Qué pediría a los candidatos?
-Lo que habría que pedir a todo el mundo, y en particular a quienes libremente asumen cargos de responsabilidad pública: inteligencia, sensatez y honestidad.
«Andanadas polarizadoras»
-¿La polarización que percibimos en la política es un reflejo de la sociedad o más bien diría que son los políticos los que nos conducen a un cierto enfrentamiento en el que, a veces, ni si quiera se puede poner sobre la mesa en una comida familiar un tema político?
-La polarización es un expediente político muy antiguo. La historia ofrece muchos ejemplos de partidos que se han alimentado de ella, logrando pervivir durante mucho tiempo. Pero su duración suele ser más corta que la de partidos que no basan su estrategia en la polarización. Yo diría que la sociedad española resiste con bastante eficacia estas andanadas polarizadoras. No creo que todos los que votan a partidos situados en los extremos del espectro político tengan espíritu querulante o divisivo.
-Derogar el sanchismo o evitar que la extrema derecha entre en el Gobierno… parece que de cara al 23-J nos van a machacar con esas dos ideas. ¿En política todo es blanco y negro?
-La comunicación política exige simplificar las ideas, pero no manipular, ni caricaturizar o ridiculizar, prácticas comunicativas demasiado frecuentes entre los representantes políticos españoles. Por razones profesionales suelo seguir el debate político en otros países de nuestro entorno, como Alemania o Francia, y le puedo asegurar que es más informativo y argumentativo, y, por tanto, refleja más respeto hacia la inteligencia de los ciudadanos.
-¿Sería partidaria de fijar por ley los 'cara a cara' para que no tengamos que estar discutiendo en cada campaña si hay que celebrar seis o ninguno?
-Los debates políticos deberían ofrecer elementos de juicio para que los ciudadanos ejercieran con más conocimiento su derecho al voto. Sin embargo, no aportan mucha novedad informativa en un entorno comunicativo tan preñado de declaraciones de líderes políticos como el nuestro. Yo diría que los debates han perdido importancia efectiva, pero mantienen la simbólica. No soy partidaria de regular todo lo susceptible de regulación; dejemos cuestiones que, como estas, pueden resolverse razonablemente entre los partidos políticos. Y si no consiguen ponerse de acuerdo, que pechen con el coste electoral de semejante fracaso.
-Parece que llevemos en crisis una eternidad… ¿detecta cierto hartazgo en la sociedad, cierta sensación de crisis permanente?
-Se han sucedido tres crisis con un impacto extraordinario: la crisis económico-financiera, entre 2008 y 2014, la crisis sanitaria, entre 2020 y 2022, y la crisis provocada por la invasión de Rusia a Ucrania en 20221, que implica una crisis humanitaria, geoestratégica y económica. Añada a ello el cambio climático, la inteligencia artificial, la barahúnda de las redes sociales… Y al final prevalece una sensación de pérdida de control sobre el propio entorno, una sensación de estar a merced de fuerzas que nos superan…. Hay que luchar contra esta sensación. Podemos controlar bastante más de lo que a menudo creemos si diseñamos buenas estrategias y planificamos bien su cumplimiento.
-¿Qué tipo de campaña electoral espera?
-Francamente, no espero nada nuevo. Lo cierto es que estoy deseando que pase este periodo electoral y la entropía política en la que hemos vivido estos meses se reduzca.
-¿Va a votar o el 23-J estará ya en modo vacaciones?
-Por supuesto. Como muchos españoles, regresaré ese fin de semana a mi domicilio para ejercer mi derecho al voto, el fundamental en una democracia representativa.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.