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Pedro Sánchez se enfrentaba este sábado, en el primer comité federal del PSOE desde la inesperada debacle de las autonómicas y municipales del 28 de mayo, a un reto difícil: infundir a los suyos entusiasmo y confianza en que no todo está perdido. «Sé que ... algún día dejaré de ser presidente del Gobierno, pero no será el 23 de julio», llegó a decir en su alocución final.
No hubo en su discurso, ni en las intervenciones de los 21 dirigentes que pidieron la palabra, según fuentes de la reunión, ninguna crítica o alusión a las causas por las que los recientes comicios se saldaron con la pérdida de casi todo el poder institucional (a falta de que se conformen gobiernos, siete comunidades autónomas y una quincena de capitales de provincia), a pesar de que en casi todos los territorios se atribuye el resultado a la contaminación nacional. «Patada para delante en el análisis para no enturbiar el arranque de la campaña», resumía un responsable orgánico.
El jefe del Ejecutivo sí dejó caer, sin embargo, que es consciente de que los líos de la coalición le han pasado factura y, precisamente por ello, aplaudió el acuerdo sellado de la víspera entre Podemos y Sumar. «Ha habido una concentración del voto conservador y una fuerte dispersión del voto a nuestra izquierda. Por eso el anuncio de ayer es una noticia más que positiva. La unidad es una muestra de responsabilidad. Y la responsabilidad es el camino para dejar atrás el ruido estéril y concentrarse en lo que importa a la ciudadanía», concedió.
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Paula De las Heras
A estas alturas, sin embargo, la dirección del PSOE tiene claro que no va esforzarse o cohibirse, según los casos, para que sus socios obtengan el mejor resultado posible, a pesar de ser evidente que si estos se hunden las posibilidades de seguir en la Moncloa se reducirán exponencialmente. De hecho Sánchez volvió a mostrar que su intención es intentar seducir también al electorado descontento con Unidas Podemos. «La gran responsabilidad sobre lo que suceda el 23-J recae sobre nosotros, los socialistas. Para que el progreso se imponga al retroceso la primera condición es que el PSOE salga unido, valiente y potente», advirtió a los suyos tras las tensiones vividas estos días a cuenta de la elaboración de las listas.
Con un mensaje mucho menos polarizador del que lanzó a los pocos días de la derrota, sin comparaciones ya entre el PP y el 'trumpismo', el jefe del Ejecutivo dio a entender que volverá a intentar centrar la campaña en la contraposición de modelos socioeconómicos, algo que no consiguió el 28-M, cuando el debate quedó monopolizado por los acuerdos con Bildu y los casos de compra de votos. «Nosotros tenemos a Nadia y ellos tienen a nadie. Tenemos un balance excepcional sobre la mesa reivindicó. «Hago un llamamiento a que la mayoría dé un paso al frente y apoye al PSOE porque somos la locomotora que hace posible –alegó– la mejor versión de España».
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