El PP se conjura contra el fantasma de la desmovilización y apela al voto por correo

Los populares recelan de la fecha electoral, convencidos de que Pedro Sánchez busca diluir el «tsunami azul» del 28-M. Creen que quiere poner «dificultades» para ejercer el derecho al voto porque entienden que «faltarán apoderados e interventores» en los colegios electorales y, de esta manera – acusó Isabel Díaz Ayuso al presidente del Gobierno– «cambiar las cosas sin miramientos».

En la nueva contienda entre Feijóo y Sánchez, contará hasta el último voto. Y es por ello que desde Génova se anima a pelear por cada posible elector. Una batalla en la que el voto por correo, que se puede solicitar ya desde este pasado martes, juega un papel clave. Así lo fue en las últimas elecciones autonómicas del País Vasco y Galicia, que tuvieron lugar el 12 de julio de 2020. Unos comicios que se celebraban con retraso sobre la fecha prevista inicialmente por el estallido de la pandemia aquella aciaga primavera.

En ambos casos, el voto por correo se disparó. En Galicia, con Feijóo entonces como presidente de la Xunta y candidato del PP, aumentó un 52% y en Euskadi un 129%. Pese a esa subida la participación cayó entre los gallegos un 4,7% con respecto a 2016 –ni la mitad de los que estaban llamados a votar– y un 9,2% entre los electores vascos, el 50,7%. En Andalucía, con el termómetro rozando los 40º en muchos puntos, la ley electoral prohíbe expresamente la celebración de comicios en verano por entender que puede disuadir a muchos electores de ejercer su derecho al voto.

Ante el temor de que esto pueda llegar a pasar, el PP cierra filas en torno a su líder y hace un llamamiento a la movilización para ese día ya sea en persona o a través del voto por correo, que ya roza las 100.000 solicitudes en apenas 48 horas. «Si Sánchez lo que busca es que no votemos, tenemos más razones todavía para hacerlo y hacerlo con ímpetu, con ganas, y buscar el instrumento, o bien presencialmente o bien ir anticipando esa posibilidad de votar por correo», señala la secretaria general de los populares, Cuca Gamarra. «Con menos participación, gana el partido más movilizado. Y en estos momentos, ese partido es el PP», reflexiona, en cambio, un barón con bastón de mando.

Los conservadores apelarán también para estas generales al voto exterior, una cuestión que Feijóo abordó con sus barones en la junta directiva nacional del martes vista la experiencia de Asturias, donde el recuento del voto emigrante puede arrebatar al PSOE de Adrián Barbón un escaño –les separan menos de mil votos–, con lo que socialistas y populares empatarían a 18 parlamentarios y la derecha podría sumar mayoría en la Cámara regional.

Este voto, que desde 2011 dificulta el derecho a pronunciarse de los residentes en el extranjero, seduce a una mínima parte de los 2,1 millones de españoles afincados en otros países. Las trabas y los retrasos que caracterizan el proceso –principalmente en los lugares más remotos— rebajan el número de sufragios depositados respecto a las solicitudes previas. En las generales de noviembre de 2019, solo uno de cada diez de los potenciales electores solicitó votar, el 10,5% del censo total.