Secciones
Servicios
Destacamos
Acaba de cerrarse el debate con los seis candidatos que capitanean las listas de presunto mayor fuste que se disputarán el pastel electoral casi en un rato, el trozo rácano de cuatro escaños en el Congreso que le toca a La Rioja en el reparto, ... y me asalta la duda de si me habré quedado traspuesto. Una cabezadita, ya saben. Eso o es que a los aspirantes a señorías se les ha pasado que las planchas de las que forman parte tienen razón de ser en tanto tratan de representar a una circunscripción electoral, que en este caso coincide con los poco más de 5.000 metros cuadrados que apaña la comunidad riojana entre el Ebro y la Demanda. Y que su elegibilidad pasa no tanto por su capacidad retórica, por su habilidad dialéctica, por su facundia y verbosidad como por el contenido del mensaje. Dado que no cabe dudar de la candidez de los candidatos y que merecen por ello el beneficio de la duda para suponerlos conscientes de sus limitaciones oratorias –graves en unos casos, leves en los menos, embarazosa alguna–, se hace difícil de entender el descuido en ofrecer un menú de mayor sustancia.
Sin alharacas, pero con chicha; sin esferificaciones, pero con enjundia; sin espumas, pero con sabor. En fin, una propuesta caserita, dieta local, recetas de aquí. Porque, más allá de que se jueguen unas elecciones nacionales, más allá de que el domingo se sustancie el asunto estatal, los ciudadanos habrían agradecido conocer los planes de sus candidatos a propósito de algunas cuestiones próximas, privativas del interés de la región pero que han de resolverse allá donde los que debaten anhelan sentar sus reales en la nueva legislatura.
O más lejos. Pero quiá. Apenas una miradita de lejos, por ejemplo, a las infraestructuras. Como si el asunto no fuera con ellos, como si no fuera con nosotros, con todos; como si aquí no fuera reivindicación de consuno que alguien ponga ya esta tierra en el mapa de las carreteras y de los ferrocarriles del siglo XXI, por citar un paradigma de cuestión trascendente visitada de soslayo, como con disimulo y pidiendo perdón, por los aspirantes a señorías. Es lo que hay. La reiteración machacona de los mensajes, los mismos mensajes, las mismas frases que anteayer atendimos a sus líderes, garantiza, al menos, no meter la pata y no dejarse unos votos en el intento. O eso creen ellos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Estos son los mejores colegios de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.