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A falta de segunda vuelta en las urnas, al estilo francés, donde sin un candidato con mayoría absoluta dos contendientes se someten a un nuevo escrutinio para agrupar en torno a sí a los partidos menos votados, aquí la segunda vuelta viene a ser la ... negociación para lograr la investidura. Feijóo va a agotar hasta la extenuación sus opciones de captar esos apoyos que le darían la presidencia del Gobierno e impedirían un bloqueo, nuevas elecciones o la versión 2.0 del pacto 'Frankenstein'. La carrera de la investidura promete ser de largo recorrido porque cuando las aguas de la polarización electoral vayan bajando el temor a un presidente en manos del independentismo más radical y antiespañol puede mover voluntades ahora insospechadas.
Una segunda vuelta en las urnas hubiera podido ofrecer una fotografía más real de la voluntad del cuerpo electoral, especialmente en el centro derecha, obligando al votante más ideologizado de Vox a renunciar a su enroque en favor de una alternativa viable. La actual fragmentación, a la venezolana, condena a la derecha española a chupar rueda cuando todas las minorías se unen en torno al social-populismo. Pero, en el otro extremo, deja al socialismo democrático hipotecado a las políticas rupturistas o a golpes de timón que profundicen en la división en bloques de la sociedad española. Las cuestiones que van a desvelarse en las próximas semanas son importantes. Por un lado, hasta qué concesiones está dispuesto a llegar el Partido Popular de Feijóo para captar votos del nacionalismo vasco, y en menor medida del catalán. Si existe dentro del PSOE un estado de ánimo favorable a la abstención que no obstaculice la investidura de Feijóo a cambio de abrir una fase de recuperación del bipartidismo que aleje a la política nacional de populismos y dependencia de las minorías. O si un partido de centro derecha, como el PNV, está dispuesto, o no, a colaborar otros cuatro años más con un bloque social-populista que ponga en riesgo la salud de la economía de mercado en el conjunto del país. Está también por ver si el órdago de los independentistas va a llegar hasta el final poniendo a cualquiera de los candidatos a la investidura frente a la tesitura de aceptar un referéndum vinculante de autodeterminación o arriesgarse a repetir elecciones.
La alternativa de repetir elecciones es como abrir la caja de Pandora y no es fácil que ninguno de los dos candidatos, Feijóo o Sánchez, lograse la mayoría absoluta que despejase definitivamente el horizonte. Aunque a la vista de cómo ha cambiado en dos meses de inclinación el electorado, y si los seguidores de Santiago Abascal y Yolanda Díaz apuestan mayoritariamente por el voto útil, se podría desatar el nudo gordiano en que está atrapada hoy la política española.
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