Noche del 27 de marzo, a seis días para que Yolanda Díaz oficialice su candidatura a la Moncloa. La secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge, marca en su teléfono el número de Josep Vendrell (Camarasa, Lleida, 1968). El jefe de gabinete y mano derecha ... de la vicepresidenta es el encargado de manejar las negociaciones con una quincena de formaciones para su integración en Sumar, pero solo Podemos ha colocado una premisa sobre la mesa para que su dirección acuda el Domingo de Ramos al acto organizado en el polideportivo Magariños de Madrid: la celebración de primarias abiertas para decidir los puestos en las listas electorales.
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La número tres del partido que dirige Ione Belarra insiste, pero Vendrell es tajante. «Si Podemos quiere acudir a la cita, será sin condiciones previas», responde antes de colgar. Niguna de las dos partes ceden. El partido que fundó Pablo Iglesias y que se veía a sí mismo como «la nave nodriza de la izquierda» se queda fuera de un histórico encuentro al que sí asisten representantes de Izquierda Unida, Más País o los comunes.
Hijo de Josep Vendrell Rebert, que fue alcalde del municipio leridano de Camarasa durante tres legislaturas y falleció por covid en 2020, y pareja de Laura Campos, regidora de la barcelonesa Montcada, el estratega de Sumar se licenció en Historia por la Universidad de Barcelona. Ligado a los comunes, la amistad que trabó con Díaz y la confianza mutua propició que la líder gallega lo escogiera como mano derecha justo después de que Iglesias la designara sucesora al frente de Unidas Podemos en mayo de 2021.
Desde entonces, Vendrell se ha labrado una reputación de eficaz negociador y prueba de ello es que ha sido la persona elegida para dirigir la primera campaña de Sumar en su corta pero intensa historia. Unos galones que ha lucido durante los dos últimos años, defendiendo los intereses de la líder gallega en negociaciones clave como los Presupuestos Generales del Estado o una reforma laboral que, de no salir adelante –lo hizo gracias a el error del diputado del PP Alberto Casero en la votación–, habría supuesto la tumba política de su jefa y la muerte prematura del embrión de su candidatura.
Ya convertido en jefe de gabinete de Díaz, Vendrell ha sido el responsable de configurar desde la discreción absoluta, pero protagonizando escenas como la narrada al comienzo de este perfil, el enrevesado puzle de las izquierdas que ahora se presentan de forma conjunta al 23-J. Y lo ha hecho en un tiempo récord: lo que estaba previsto como un proceso que se iba a alargar durante todo el verano se acabó precipitando en diez días ante el adelanto electoral decidido por Pedro Sánchez. Una urgencia que también facilitó, de paso, la capitulación de Podemos.
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Reflexivo, poco amigo del ruido y de la primera línea, el negociador en jefe de la líder gallega proviene de la corriente del ecosocialismo catalán. Miembro de los comunes al igual que Ernest Urtasun –el eurodiputado reclutado por Díaz como portavoz de su campaña–, Vendrell se afilió con 18 años al PSUC y posteriormente a Iniciativa per Catalunya Verds, hasta la integración de estos últimos en el partido de Ada Colau.
De 2003 a abril de 2006 fue jefe de gabinete del consejero Joan Saura en el departamento de Relaciones Institucionales y Participación de la Generalitat. También ha sido diputado en el Parlamento catalán entre 2011 y 2015 y en el Congreso desde 2016 a 2019. En esta última etapa fue cuando trabó amistad con la actual vicepresidenta segunda, mientras compartían en el hemiciclo el día a día de una legislatura que empezó con el Gobierno de Mariano Rajoy y acabó con Pedro Sánchez de presidente tras la victoriosa moción de censura.
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También fue la legislatura del referéndum ilegal en Cataluña del 1 de octubre de 2017, cuando Vendrell se convirtió en uno de los históricos miembros de Iniciativa que firmó un manifiesto en favor de que la militancia de los comunes participara en la consulta. Lo hizo aunque no fuera vinculante y como respuesta a «la actitud reaccionaria y represiva» del PP.
Parco en palabras pero admirado por compañeros y rivales, los que le conocen aseguran que en los acuerdos que alcanza el Ministerio de Trabajo siempre está su sello. Ahora tiene las llaves del destino de las quince fuerzas que, con mayor o menor alegría, se han embarcado en el buque de Sumar con el reto de superar o, cuando menos, igualar los 35 escaños de Unidas Podemos de 2019 –38 si se añaden los tres de Más País–.
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Si de algo puede presumir Vendrell es de no haberse dejado contaminar por las luchas fratricidas de la izquierda madrileña. Por ello, no le tembló el pulso a la hora de estampar un 'no' en las listas a los nombres de Irene Montero y Pablo Echenique.
Yolanda Díaz retó este domingo a Alberto Núñez Feijóo a discutir cara a cara sobre la reforma laboral y confrontar «dos modelos de vida, el de Sumar, el de vivir mejor, el de los trabajadores; o el de recortar y recortar», que es «lo único que sabe hacer» el PP. La ministra pidió a líder de los populares que, si es cierto que ahora están conformes con la reforma laboral que ella impulsó, retire el recurso que presentó su partido en el Tribunal Constitucional. Avanzó además su intención de reducir una hora la jornada laboral, subir el Salario Mínimo Interprofesional (un 40% hasta la fecha) y gravar más los beneficios de la banca.
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