Nos gobernamos en buena medida desde Bruselas, pero de modo casi inevitable la campaña electoral se ha centrado en asuntos nacionales, los que más movilizan a los ciudadanos. En España por fortuna hay un sentimiento europeísta extendido, a pesar de la sucesión de crisis continentales ... recientes, desde la moneda única hasta la pandemia. A veces parece que basta con mantener este consenso genérico a favor del proyecto de integración. Sin embargo, en el plano europeo hay grandes debates abiertos sobre el futuro y es necesario la contribución activa de España, la cuarta economía del euro, que en los últimos años ha perdido la convergencia con Europa.
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La situación de bloqueo que en una primera lectura arrojan los resultados de las elecciones generales no ayuda a los trabajos de la presidencia rotatoria del Consejo en este último semestre de 2023. La sorpresa de la convocatoria de elecciones anticipadas ha complicado mucho el objetivo español de influir sobre la agenda legislativa europea. El Gobierno en funciones deberá dar continuidad a los trabajos iniciados, mientras se negocia posibles escenarios que den una salida al casi empate electoral. Mientras tanto, hay dos grandes asuntos al menos que se tratarán de aquí hasta el final de 2023, en los que también es fundamental la aportación española.
En primer lugar, la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Una vez superada la pandemia de la covid y acordada una respuesta común a la invasión de Ucrania, Alemania aspira a mejorar los mecanismos de corrección del déficit público y la deuda de los Estados. La moneda única necesita unas normas fiscales claras para mantener su credibilidad. La clave para países como España es el ritmo de los ajustes y las excepciones que establezca la Comisión.
En segundo lugar, el debate abierto sobre las ampliaciones y la reforma institucional de la UE. Ucrania fue designada país candidato en medio de la invasión rusa, en un gesto acertado de solidaridad comunitaria. Pero el Gobierno de Kiev ha de entender ahora que la adhesión es una perspectiva a largo plazo. Al resto de candidatos, provenientes de los Balcanes, les tocará esperar a que la UE apruebe una reforma institucional de envergadura antes de abordar las nuevas ampliaciones. Cada ampliación debe fortalecer el proyecto europeo y no diluirlo o bloquearlo incluso. La integración no puede darse nunca por garantizada. Si España es capaz de levantar la vista y salir del bloqueo político en el que ha entrado, tendrá la oportunidad de ser uno de los países que dibuje su futuro.
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