Alberto Núñez Feijóo, en Satiago de Compostela este martes. Efe

Feijóo sigue dispuesto a una investidura fallida para legitimar su victoria el 23-J

Un PP aún aturdido y pendiente de diagnosticar el efecto de sus pactos con Vox, se enzarza con los de Abascal por los escaños perdidos

Martes, 25 de julio 2023

La mañana del lunes fue difícil en Génova. El PP había ganado las elecciones generales del 23-J con una subida de 47 escaños respecto a noviembre de 2019, pero sus expectativas de alcanzar la Moncloa se habían esfumado. Su cosecha fueron 136 diputados, muy ... lejos de los 150 que los populares se habían puesto como listón; un listón que acabó siendo una soga al cuello. Ahora toca analizar qué fue lo que falló cuando todos los trackings internos auguraban una victoria holgada y una suma con Vox asegurada, y tratar de jugar las cartas que han repartido las urnas con una aritmética casi imposible.

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Acostumbrado a las mayorías absolutas, Alberto Núñez Feijóo intenta ahora digerir el golpe mientras busca visibilizar que él ganó las elecciones. Un triunfo que, por estéril que sea, le «obliga» además a encabezar el «diálogo» con el resto de grupos parlamentarios. Pero, sin el apoyo del PNV, que ya le ha comunicado oficialmente que no quiere sentarse con él para negociar nada, no tiene manera de sumar por sí mismo y necesita al PSOE. Aun así la decisión es no tirar la toalla e intentarlo, sea como sea, porque atesora la legitimidad para ello. «Decir que no se tienen apoyos simplemente por haber hablado con algún grupo me parece una conclusión precipitada», aseguró este martes el líder del PP en Santiago de Compostela.

Feijóo pretende contactar con el PSOE una vez que se conozca el voto CERA, de los españoles que viven en el exterior –a partir del viernes–, para pedirle como «partido de Estado» que deje gobernar a la lista más votada a cambio de cerrar acuerdos en materias de Estado. Es su última baza para intentar salir victorioso de una hipotética investidura en la que necesita además el 'sí' de Vox, complicando la operación. Pero por mucho que lo intente, los socialistas no se plantean ceder a las pretensiones del líder del PP. Están convencidos de que conseguirán atraerse la abstención de Junts, que insiste en la amnistía y en el referéndum, para retener el Gobierno.

Los de Santiago Abascal tampoco parece que se lo vayan a poner fácil. Achacan su fracaso el 23-J –han perdido 19 diputados y 623.000 votos– a la «desmovilización» provocada por Feijóo al «vender la piel del oso» antes de tiempo sin esperar a conocer el veredicto de las urnas. «El voto útil al que convocó el PP ha servido para ser útil a Sánchez», reprochan a la dirección de Génova, a la que echan la culpa también de perder cinco escaños decisivos para haber conseguido la mayoría absoluta.

Documento interno

Los conservadores también han echado números y si todos los votos de Vox se hubieran pasado a sus filas allá donde los de Abascal tenían complicado obtener escaño, ahora el escenario sería otro y Feijóo sería un hombre feliz. Según un documento interno, al que ha tenido acceso este periódico, si en siete de las circunscripciones donde la derecha radical no obtuvo representación –Pontevedra, La Rioja, Burgos, Albacete, Girona, Lleida y Tarragona– se hubiese elegido la papeleta del PP, los conservadores habrían tenido un escaño extra por cada una de ellas.

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En las provincias catalanas se lo habrían restado a Junts mientras que en el resto el perjudicado habría sido el PSOE. Con lo que las cuentas finales serían muy diferentes: el PP pasaría de 136 a 143 escaños, el PSOE bajaría de 122 a 117 y Junts de 7 a 5. La suma del bloque de la derecha, junto a UPN y previsiblemente Coalición Canaria alcanzaría 178 parlamentarios, dos por encima de la mayoría absoluta necesaria para sacar adelante una investidura.

«Vox ha jugado muy mal sus cartas», apunta un barón popular, que reconoce que, en todo caso, los pactos autonómicos no se gestionaron bien. En su análisis post-electoral, Génova tendrá que medir si fueron un lastre como parece, además de definir cuál será su relación con los de Abascal a partir de ahora con las miras puestas en una repetición electoral.

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