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Ángel Hernández, con su esposa María José Carrasco, enferma de esclerosis, a la que ayudaría a morir y por lo que está procesado. Archivo
La eutanasia es libertad

La eutanasia es libertad

La españa de contrastes ·

Javier Velasco

Viernes, 19 de abril 2019, 00:03

Todas las leyes de eutanasia del mundo comparten una premisa fundamental: solo la puede pedir la persona que quiere morir. Ni sus padres, ni sus hijos, ni su cónyuge, ni el personal sanitario. Siempre es una muerte voluntaria, libre. Por eso nadie puede solicitarla para ... otros, ni siquiera con las mejores intenciones. María José Carrasco sorbió ella misma, consciente de las consecuencias, el producto que le provocó la muerte. Su marido, Ángel Hernández, solo le prestó las manos capaces de las que ella ya no disponía.

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