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«He decidido votar por correo porque en julio no voy a estar, porque quiero ejercer mi derecho y porque creo que España lo necesita urgentemente». Natalia, en la puerta de la oficina de Correos de Once de Junio, en pleno centro de Logroño, acaba ... de solicitar el voto por correo para las elecciones generales del 23 de julio. Son las diez de la mañana, y una veintena más de personas como ella pasarán durante la siguiente hora por el mostrador para llevar a cabo este mismo trámite.
En este sentido, todo apunta a que ante la decisión de celebrar unos comicios en verano, la solucitud del voto por correo va a aumentar considerablemente con respecto a otros años. Frente a este presumible incremento, los sindicatos UGT y CCOO temen un colapso de las oficinas de Correos, y así lo han hecho saber esta misma tarde a través de diversos comunicados, en los cuáles han denunciado la falta de recursos con los que va a contar la empresa en pleno periodo estival y -por primera vez en la historia de las generales- también electoral. Por ello, exigen al Gobierno reforzar la plantilla de Correos de cara al 23J ante la «escasez» de empleados.
Por un lado, CCOO ha manifestado que «los 5.500 contratos anunciados por Correos son del todo insuficientes y no garantizan la cobertura de la plantilla ni el desarrollo normal de la campaña electoral». Además, ha exigido la contratación de «al menos 4.500 efectivos más», con el fin de evitar «las colas de la ciudadanía en las oficinas para tramitar los votos por correo, que pueden superar con creces los dos millones». Por su parte, UGT alerta de que «se necesitan hasta 40 carteros más en La Rioja de cara a las elecciones generales», expresando «una gran preocupación porque falte personal».
En cualquier caso, a varias semanas de las elecciones, aún muchos electores no han decidido cómo van a votar. En el caso de Marta, que todavía no sabe si estará o no en su ciudad natal por esas fechas, ha decidido solicitarlo «porque me quiero asegurar de que mi voto llegue a las urnas -y como todavía no sé si estaré o no de viaje- prefiero garantizarme que voy a votar, como creo debería hacer todo el mundo que no tiene claro dónde estará en julio».
Marta se acerca al dispensador de turnos. Un papel impreso le indica que tiene que esperar hasta que su número aparezca en la pantalla para poder acudir a uno de los mostradores. Una vez en él, le dan un folio que rellena con rapidez. A sus veintipocos, no es la primera vez que vota por correo: «La primera vez que voté así me daba un poco de miedo porque era algo nuevo, pero una vez que ya lo he probado para mí es muy práctico y me convence». Su opinión no es una excepción: la comparten casi todos los que este martes acudían al local.
Paula -que también es de las primeras veces que tiene la oportunidad de votar y que esta vez ha optado por hacerlo por correo «por comodidad»- aboga por confiar. «Aunque a veces hay complicaciones y cada vez se denuncian más fraudes por la compra de votos, si no nos fiáramos del proceso electoral no sé en qué país viviríamos, la verdad», sostiene. En contraposición está la opinión de José Ramón, que se encuentra en ese preciso momento en la entrada de la oficina pero que no tiene intención de entrar. «No voto por correo porque no me fío del sistema. Me iré de vacaciones después de votar, no antes», atestigua.
En este sentido, desde Correos informan al DIARIO La Rioja que «el protocolo de seguridad para la emisión del voto por correo es el mismo que en las pasadas elecciones autonómicas y municipales». Y que, con respecto a la falta de obligatoriedad de entregar el DNI a la hora de depositar el voto por correo en las urnas, «no ha cambiado nada de momento». «Seguimos indicaciones de la Junta Electoral. Hasta el jueves no sabremos si se modifica esto o no, aunque no sabemos si les dará tiempo», aseguran desde la empresa.
María Victoria y su marido Ignacio tienen claro que no se quieren quedar sin votar. Ambos estarán en Castellón en julio y, tal y como afirman «para nosotros ejercer el derecho a voto es muy importante». Sin embargo, no pueden evitar extrañarse ante lo poco habitual que es que se celebren unos comicios de tal magnitud en plena temporada estival. «Esto es muy raro. Nunca unas elecciones habían sido en verano. Estas son las primeras y fíjate si llevamos años», dice María. «Yo creo que ha sido muy premeditado», contesta Ignacio.
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