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Campo de Criptana. Vista del pueblo manchego desde el Cerro de los Molinos. ÓSCAR CHAMORRO
De don Quijotes, Sanchos... y Sánchez
Punto caliente

De don Quijotes, Sanchos... y Sánchez

García-Page ha visto premiado un socialismo que marca distancias con Ferraz y la Moncloa

Jueves, 13 de julio 2023, 00:21

En Castilla-La Mancha hay un socialismo más español que Cervantes, que se emociona con sus Fuerzas Armadas, que sale orgulloso en las procesiones de Semana Santa, que no va con Bildu «ni a la vuelta de la esquina», que no traga a los indultados del 'procés' y que Podemos les genera, a ellos sí, pesadillas nocturnas y diurnas. Lo comprobamos en Campo de Criptana (Ciudad Real), allí donde Don Quijote combatió a treinta desaforados gigantes que blandían sus brazos de forma amenazadora. Sardinero, Infanto y Burleta, tres de los molinos del siglo XVI que han regalado a la literatura universal uno de sus pasajes más célebres, son los testigos de la conversación con Santiago Lázaro, el alcalde de este pueblo evocador, cuna de Sara Montiel, fallecida en 2013, y a la que adoran sus trece mil vecinos.

Criptana, como el resto de la provincia, es un granero de votos del PSOE en las elecciones municipales y autonómicas. No así en las generales, donde no ganan desde los tiempos dorados de Felipe González.

Lázaro, 40 años, casado, padre de Martín y Carlota, geógrafo de formación y profesor de instituto en excedencia, revalidó el 28-M su segundo mandato, arrasando y con más votos que en 2019. La victoria no se le ha subido a la azotea. Igual que el realista Sancho, que avistaba aspas volteadas por el viento allí donde el idealista de su amo divisaba los brazos de gigantes, Santiago ve jodido el escenario del 23-J. «Tengo esperanza de que la izquierda sume, pero está complicado».

Y eso que en Castilla-La Mancha la bofetada al sanchismo no ha llegado con la mala leche que en otras comunidades. Aquí Emiliano García-Page, el barón más díscolo, ha resistido el golpe, pero el 'tsunami' azul también ha dejado sus magulladuras. Page ha ganado con mayoría absoluta, pero perdiendo seis de las siete plazas más pobladas, incluida Puertollano, curiosamente el municipio que escogió Sánchez en mayo para dar su único mitin en la región.

«Muchos votantes me dicen 'contigo sí y con Page también, pero con vuestro jefe'…»

«Hemos ganado en muchos ayuntamientos, pero no con mayoría absoluta. No tenemos con quién pactar porque en Castilla-La Mancha no existe Podemos. Era un todo o nada y el todo se ha ido al bloque de la derecha con PP y Vox», se lamenta el regidor criptanense.

Las urnas autonómicas sí han dado todo el poder al PSOE (17 escaños) pese al empuje del PP (12) y la irrupción de Vox (de 0 a 4). Ha habido cierto voto de castigo, pero Page mantiene el fuerte y sus paisanos le han premiado su distancia con Ferraz y Moncloa. «La derecha y la izquierda le reconocen como uno de los nuestros porque se identifica con la región y sus valores, y el castellanomanchego piensa que nadie como Page para defender sus intereses y las ideas de esta comunidad», apunta Lázaro, que cree que hasta le agradecen esa naturalidad que a veces le lleva a meter la pata. Esas ideas las podría suscribir cualquier afiliado del PP o de Vox.

«Yo uso la bandera de España»

«Las tradiciones, la religión, la bandera… la derecha se ha querido apropiar de todo eso como si nosotros no lo defendiéramos. Seamos creyentes o no, participamos en las procesiones porque forman parte de nuestra cultura, lo hemos mamado desde niños. Y lo mismo sucede con los toros y la caza», describe Lázaro, consciente de que el discurso de Ferraz y Moncloa, «presionado por Podemos», ha sido tibio en todos estos terrenos, «y el PP lo ha sabido aprovechar».

Page ha marcado su propio terreno atreviéndose a despreciar a Bildu, una de las muletas de Sánchez para sacar adelante leyes importantes. Y esa valentía enorgullece a su gente. Lo cuenta Lucas, un currante que llena el tanque de combustible en la cervecería La Dama. Es la sagrada hora del almuerzo, las once, y los platos de longaniza forman una fila como la Wagner marchando hacia Moscú. Lucas, 45 años y mecánico en un taller, es votante socialista. A Sánchez le llama «el izquierdoso». Se declara Pagista antes que Sanchista, pero el 23-J votará a Pedro «porque la alternativa es un PP con ideas de Vox y eso da miedo». A él le hierve la sangre cualquier lazo con Bildu. No olvida que en el macabro historial de ETA hay 28 asesinados nacidos en su tierra. Y tampoco traga a los separatistas de ERC. Por eso le mola Page, una suerte de gigante de La Mancha. «Se enfrenta a Sánchez porque conoce nuestra sensibilidad. Hay muchos socialistas que lo piensan y no lo dicen, pero Page sí».

Su alcalde Santiago Lázaro. ÓSCAR CHAMORRO

Ángel, prejubilado de 59 tacos por un cáncer que le dejó sin estómago, se castiga con una caña 'sin' a la sombra de la Plaza Mayor. «En el PSOE siempre ha habido dos almas, ya las hubo con Largo Caballero y Prieto. Yo soy militante y no tengo complejos, uso la bandera de España, soy taurino, me gustan las procesiones… y creo en la educación y la sanidad públicas y en las políticas de igualdad. Hay que seguir invirtiendo ahí, y el PSOE lo va a hacer, pero el mensaje de que pactamos con Bildu y con los independentistas y que hemos hecho una ley (la del 'solo sí es sí') para soltar violadores ha calado y nos ha hecho daño». Loli, su mujer, asiente. Simpatizante del PSOE, vota a Page y a Sánchez. Con más ilusión al primero. «A Sánchez casi por obligación, porque si quieres que algo se mueva hay que votar progresismo».

Ese desgaste del «izquierdoso» pasará factura al PSOE el 23-J en Castilla-La Mancha, una región conservadora. Ni en sueños esperan el 45% de votos que cosecharon en las autonómicas (12 puntos más que el PP). Como el bueno de Sancho, observan con realismo las aspas que les pueden voltear de la Moncloa. «En Madrid hemos tenido que ceder demasiado, depender de Podemos nos ha debilitado a la hora de tener un discurso sólido. El ruido de Irene Montero ha tapado todos los avances», dice el alcalde enumerando algunos: «La economía va bien, el paro desciende, se ha subido el salario mínimo, los jubilados han visto crecer su pensión…, pero ha ganado la política de las emociones. Puedes hacer cien cosas bien, pero si una decisión te revuelve las tripas, se carga todo lo bueno. Muchos votantes me dicen 'contigo sí, y con Page también lo tengo claro, pero con vuestro jefe…». Veremos hasta dónde alcanza 'la mancha' a Sánchez.

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