Cs desaparece en la España vaciada

El domingo, sin embargo, fue la debacle del expartido de Albert Rivera, en sintonía con lo que ocurrió en el resto del país. Estos territorios le negaron todos los escaños del 28-A y volvieron a poner su contador a cero.

El gran beneficiado por la hemorragia del partido naranja en unos territorios que exigen a los políticos que les saquen del olvido y les proporcionen unos servicios públicos comparables a los de los nucleos urbanos fue Vox. El partido de Santiago Abascal, que carecía de representación en la España interior, se quedó con ocho de los trece escaños perdidos por Ciudadanos. Su posición de tercero le permitió entrar con fuerza en Castilla y León, donde logró sus primeros asientos en el Congreso por León, Salamanca, Zamora, Segovia y Ávila.

Algo muy similar ocurrió en Castilla-La Mancha, comunidad en la que el partido ultraderechista alcanzó el 21,92% de los votos, lo que le permitió arrebatar otros dos escaños a los liberales en Guadalajara y Albacete. Los de Vox completaron el botín electoral a costa de Ciudadanos en Cáceres, donde les quitaron el octavo diputado.

La debacle de los naranjas también fue aprovechada por el PP, que maquilló levemente su gran pinchazo del 28-A en la España vaciada con la recuperación el domingo de un escaño en Palencia y Burgos y de otro en La Rioja. Los últimos antiguos diputados liberales se los quedaron el PSOE, en Huesca, y Teruel Existe, en su provincia.

Los socialistas volvieron a revalidar la clara victoria lograda hace cuatro meses en las 19 provincias menos pobladas con sus 28 escaños, uno más que en abril.

El populares obtuvieron 23, gracias a los tres recuperados a Ciudadanos, pero aún así se quedaron muy lejos de los 36 que tuvieron antes del 28-A y que le daban una posición hegemónica.

El resto de escaños de la España interior se los reparten PNV, Podemos y EH Bildu -uno cada uno- en Álava, y Esquerra Republicana, dos, y Junts per Catalunya (JxC), uno, en Lérida.