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R.C.
Madrid
Lunes, 4 de noviembre 2019, 00:36
El PSOE volvería a ganar, y con un escaño más, las elecciones el 10-N, una comunidad en la que el PP y Vox sacarían provecho del gran batacazo que podría darse Ciudadanos, que perdería hasta el 75% de los diputados logrados hace seis meses. ... Entonces fue la segunda fuerza, que ahora recuperan los populares. El partido de Abascal, por su parte, doblaría escaños.
Un nuevo actor político está a punto de entrar en el Congreso. Si se cumplen los pronósticos, Teruel Exite lograría un escaño el próximo domingo. Sería, junto al PP, el gran beneficiado de la repetición electoral en Aragón, donde el PSOE repetiría como primera fuerza política, Cs perdería fuelle y tanto Vox como Podemos mantendrían su diputado.
Los socialistas conseguirían un claro triunfo electoral. No se prevé, pues, ningún vuelco entre los bloques de izquierda y derecha con respecto a los comicios de la pasada primavera, si bien los tres escaños que entonces se repartieron PP-Foro, Ciudadanos y Vox podrían distribuirse ahora de forma diferente, con beneficio de los populares a costa de Ciudadanos.
El PP es el partido que más se beneficiaría en Baleares de la repetición electoral. El PSOE se mantendría como primera fuerza, con tres diputados, por dos de los populares, que obtendrían la segunda posición en detrimento de Unidas Podemos, que se queda con uno. Ciudadanos y Vox mantendrían el escaño que lograron en los comicios del 28 de abril.
El PSOE ganaría de nuevo las elecciones en Canarias, y con un escaño más que en abril, a costa de Unidas Podemos. También un diputado más obtendría el PP, que en su caso se lo arrebataría a Ciudadanos. Vox emergería con un escaño en Las Palmas, que se lo arrebataría a la confluencia Coalición Canaria-Nueva Canarias.
Sólo siete meses después de la histórica victoria socialista en Cantabria, el PP volvería a hacerse con el triunfo en las urnas. Populares y socialistas estarían ahora separados por sólo cuatro puntos en intención de voto, lo que deja abiertas todas las posibilidades. El partido de Abascal se convertiría en la tercera fuerza y arrebataría el escaño a Ciudadanos.
El 28-A Ciudadanos logró cuatro diputados. Pues bien, ahora podría quedarse sin representación parlamentaria. El gran beneficiado de este hecho, como viene repitiéndose en otras comunidades autónomas, sería Vox, que pasaría de dos a seis escaños. El PSOE repetiría triunfo, pero con un diputado menos, mientras que el PP pasaría de seis a siete.
El desplome de Ciudadanos en Castilla y León, que pasaría de ocho diputados a no tener ninguno, incide en una doble vertiente: por un lado permitiría el retorno del PP al liderazgo en Castilla y León, tras haberse visto superado tanto el 28-A como el 26-M por primera vez en tres décadas, y por otro nutriría a Vox, que subiría hasta cinco escaños.
Las elecciones del 10 de noviembre en Cataluña confirmarían que Esquerra es la primera fuerza política. Algo que fue noticia el 28 de abril por aquello de la novedad, pero ahora se ratificaría. Aunque obtendría el mismo respaldo en votos que los socialistas, el 23%, su mayor implantación en la Cataluña fuera de Barcelona le otorgaría la victoria.
Su discurso ambiguo, a veces posibilista a veces radical, obtendría más respaldo que el maximalismo de JxCat al dictado de Carles Puigdemont, que se quedaría como cuarta fuerza. Los postconvergentes, incluso, se verían superados en votos por la CUP en su primera participación en unas elecciones generales, 12% por 11%, aunque también en este caso el arraigo rural de JxCat les permitiría obtener mejores resultados que los antisistema, muy centrados en Barcelona.
En el bloque constitucionalista, el dato más llamativo vuelve a ser el desplome de Ciudadanos, que de tener cinco escaños se quedaría en dos, y sería la penúltima fuerza en votos, solo un punto por delante de Vox, después de haber ganado hace dos años las últimas elecciones autonómicas en Cataluña. El PSC mantendría sus doce diputados, el PP pasaría de uno a tres, y Vox de uno a dos.
En Comú Podem, que para algunos asuntos se alinea con los independentistas y para otros con los constitucionalistas, aguanta mejor que en el resto de España y solo pierde un diputado.
Con esta radiografía, los soberanistas estarían en disposición de ganar por primera vez unas generales en Cataluña, con entre 18 y 24 escaños, con el 43% de los votos. La suma de PSC, PP, Ciudadanos y Vox se quedaría en 19 y el 41% de los sufragios. En tierra de nadie estarían los comunes, con sus seis representantes y el 12% de las papeletas.
Si se toman estos resultados como referente para unas elecciones autonómicas, el independentismo reafirmaría su mayoría absoluta en el Parlament pero seguiría lejos de la mayoría social.
La repetición de elecciones deja las cosas muy parecidas, sino idénticas, en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que aportan un escaño cada una. De ese modo, en Ceuta el diputado sería de nuevo para el PSOE, que perdería algo de voto respecto al 28-A. También en Melilla los socialistas caerían, por lo que el PP reforzaría su escaño.
El 10-N podría traer un vuelco electoral en la Comunidad Valenciana. El bloque de la derecha vencería el próximo domingo, gracias a la mejoría del PP, que subiría hasta en tres diputados, y el auge de Vox. Pese al retroceso de Ciudadanos, este bloque obtendría más de la mitad de escaños, motivado también por el estancamiento de la izquierda.
El PSOE, de nuevo, sería primera fuerza en la cita electoral del próximo domingo, manteniendo sus cinco escaños. Como ocurre en todo el territorio nacional, el gran damnificado de la repetición de elecciones es Ciudadanos, que se quedaría sin representación. Así, su diputado por Badajoz lo recuperaría el PP y Vox lograría el escaño por Cáceres.
El PP estaría muy cerca de disputarle el triunfo al PSOE el 10-N. Ambos obtendrían diez escaños en esta repetición electoral, en la que Ciudadanos se quedaría sin representante gallego en el Congreso, al perder sus dos diputados. Uno de ellos iría para los populares y el otro, para el BNG, que en las tres citas electorales anteriores no obtuvo escaño.
La Rioja podría recuperar este 10-N la foto de 2008, con reparto de fuerzas para PSOE y PP, con dos escaños cada uno. El gran perjudicado del leve retroceso de los socialistas y la recuperación de los populares respecto al 28-A sería Ciudadanos, que pierde su escaño, además de una sangría de votos. De ello se beneficia Vox, pese a que no obtendría representación.
El PP no vuelve a ser el de antaño, el de las aplastantes mayorías absolutas en Madrid, pero el 10 de noviembre reverdecería algunos viejos laureles. Los populares empatarían a diez escaños con el PSOE y ambos recibirían el 25% de los votos. Empate en la primera posición, después de haber sido los terceros hace solo siete meses.
De acuerdo a la encuesta de GAD3, los socialistas perderían un diputado respecto al 28 de abril y el PP ganaría dos. Los populares se tomarían así cumplida venganza del 'sorpasso' de Ciudadanos en las anteriores elecciones, cuando los liberales les aventajaron en un escaño en la circunscripción de Madrid y les relegaron a ser tercera fuerza, algo nunca visto. Fue una de las derrotas que más escoció en la sede de la calle Génova.
El partido naranja sufriría una sangría parecida a la del resto de España y perdería la mitad de sus escaños en el Congreso. Apenas sumaría el 10% de los votos, un apoyo que le situaría como quinta fuerza. Un revés que es previsible que tenga consecuencias colaterales en el Ejecutivo regional y el Ayuntamiento de Madrid, donde cogobiernan en pie de igualdad con el PP.
Si el revés de Ciudadanos es grande, similar, pero en sentido contrario, sería el ascenso de Vox. Los ultraderechistas pasarían de cinco a siete diputados y con el 17% de los sufragios se convertirían en la tercera fuerza política en la Comunidad de Madrid.
La izquierda, además, seguiría como en abril por detrás de la derecha, 21 escaños por 16. El PSOE mantendría el tipo con un diputado menos, pero Unidas Podemos vería volar dos, los mismos que cosecharía Más País. El partido que lidera Íñigo Errejón se confirmaría como un fenómeno político madrileño que se nutre en el caladero de los votos morados.
Sería la única presencia en el Congreso de la formación escindida este año de Podemos porque el diputado que obtendría en Valencia corresponde a su socio de Compromís.
El PP recuperaría su posición hegemónica en la Región de Murcia y sería la fuerza más votada en las elecciones del 10-N. El mayor peligro para los populares estaría ahora mismo en Vox, que continuaría con su ascenso imparable en Murcia y superaría no solo ya a Ciudadanos (que perdería la mitad de votos), sino también a los socialistas.
La representación navarra en el Congreso no variaría el 10-N, ya que Navarra Suma y el PSOE volverían a tener dos diputados cada uno, al tiempo que Unidas Podemos retendría el quinto escaño. Este reparto sería el mismo que el 28-A, unos comicios en los que EH Bildu estuvo muy cerca de arrebatar a los socialistas su segundo escaño.
El PNV volvería a ganar el 10-N en el País Vasco, revalidando el primer puesto en los tres territorios. El PSOE sería segundo, con cuatro escaños, mientras que Podemos podría caer a la cuarta plaza en favor de EH Bildu. El PP sería el gran beneficiado de la repetición electoral ya que, de estar fuera del Congreso, volvería y lo haría, además, por Bizkaia y por Álava.
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