Diego Mendiola encabeza la lista al Senado por la coalición Unidas Podemos-IU-Equo. El CIS de Tezanos no le da representación. No se cree el estudio demoscópico, pero reconoce que es sumamente complicado que ocupe asiento en el 3 de la madrileña calle Bailén. « ... Por el sistema de reparto es muy difícil conseguir un senador en una circunscripción como La Rioja, pero no por eso es menos importante dar la batalla», dice.
-Aspira a entrar en el Senado, del que su formación ha sido siempre muy crítica. ¿Qué opina de él?
-Históricamente hemos sido muy críticos con el Senado, tal y como está a día de hoy concebido. Teóricamente y a nivel constitucional está planteado como una cámara de representación territorial que pudiera resolver conflictos de intereses entre unas comunidades y otras. A día de hoy, ese espíritu o idea inicial, que es buena, copiada del estilo alemán, de la cámara de representación de los distintos 'landers', para un Estado federal, no se ha llevado a cabo porque no interesa. Lo que interesa realmente y ya están echando las cuentas, ya que el sistema no es proporcional y quien tiene un voto más se lleva absolutamente todo, es ver quién se queda con la capacidad de veto y control del Senado, independientemente del resultado que se dé en el Congreso. En ese aspecto siempre hemos sido críticos, porque entendemos que el Estado autonómico debiera derivar hacia un estado federal.
«En general los líderes son muy mediocres; se ponen a dirigir una organización sin haber pegado un cartel»
«Es un producto de la transición y de la raíz franquista de gran parte de la derecha española»
-¿Cuál es su prioridad ahora?
-La prioridad de la coalición, y también hablo en nombre de la organización a la que represento, Izquierda Unida, siempre han sido los problemas de la gente común, trabajadora. No hay que hablar de cosas demasiado complicadas. La gente ya sabe cuáles son sus problemas: el precio de la factura de la luz y del gas; determinados servicios esenciales en las casas con precios elevadísimos; la precariedad; el paro; las condiciones de trabajo que se están ofreciendo a las nuevas generaciones, peores que las que tenían nuestros padres hace treinta años; el acceso a la vivienda; problemas de emancipación; las pensiones... Nosotros nos centramos sobre todo en las cosas de comer, en las que afectan a la inmensa mayoría.
-En líneas generales, ¿cómo ve el panorama político actual?
-En general hay unos líderes bastantes mediocres, y no me refiero solo a los primeros espadas. Es gente que más que habérselo peleado desde abajo se lo ha encontrado hecho; se han puesto a dirigir una organización sin haber pegado un cartel. Yo creo que en esta ocasión se va a votar contra y por el menos malo.
-Sus grandes adversarios son el PSOE y PP, principalmente, que obtienen siempre mejores resultados que los suyos. ¿Se equivoca la mayoría? ¿Qué les falla a ustedes para sobrepasarlos de una vez por todas?
-Pensar que la gente se equivoca es un error. Evidentemente hay gente que puede estar equivocada, pero el deber de una organización política que considera que tiene mejor programa y mejores propuestas es hacer pedagogía e intentar convencer a esa persona de que está equivocada y que el camino correcto es el nuestro. Hemos tenido buenos resultados pero siempre han sido insuficientes. Bueno, la vida no se termina el 28 de abril ni el 26 de mayo y hay personas que consideramos que los procesos históricos muchas veces son de décadas y de generaciones enteras para que, al final, los planteamientos salgan triunfantes.
-Concurren con Equo y Podemos. Con esta última formación han tenido públicas diferencias. ¿No cree que esto resta credibilidad a esta conjunción de fuerzas?
-La unidad no es necesariamente uniformidad. Izquierda Unida es una organización histórica, cuya alma mater es el PCE, que va cumplir el centenario de su fundación. ¿Eso genera fricciones, diferencia de criterios...?. Sí. No es lo mismo un partido organizado en el siglo XXI que uno que hunde sus bases en el siglo XIX e, incluso, previamente, en la revolución francesa. Pero eso no es lo sustancial, y sí lo es la capacidad de ponerse de acuerdo en cuestiones concretas que nos afectan a todos.
-¿Cuál es su análisis del crecimiento que ha experimentado Vox?
-Realmente Vox es un producto de la transición. Resulta que de la noche a la mañana todo el mundo era demócrata-cristiano, pero muchos sospechábamos y sabíamos que en todo el PP, a pesar de la existencia de sectores liberales y democratacristianos, también había sectores tradicionalistas reaccionarios que entroncan directamente con la raíz franquista que una gran parte de la derecha española tiene. No es sorprendente que haya un porcentaje de la población española que se adscriba a esas ideas. Nosotros lo tenemos muy claro: frente a la reacción y la involución, más democracia.
«Seríamos muy beligerantes ante un gobierno de derecha»
Sobre la posibilidad de que las urnas facultasen un hipotético gobierno de PP, Cs y Vox, Mendiola indicó que «seríamos muy beligerantes y no íbamos a permitir ni un solo retroceso, costase lo que costase». El candidato al Senado, que también aspira a la Alcaldía de Santo Domingo de la Calzada, afirma que «estamos dispuestos a la movilización, a la protesta y, evidentemente, a la propuesta alternativa de convencer a nuestro pueblo de que hay que profundizar derechos y libertades y en tener un verdadero proyecto de país que aglutine a la inmensa mayoría de la gente». Aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor «es una falsedad», subraya Mendiola, que contrapone a la frase y actitud el planteamiento de «qué tipo de España queremos dejar a la próxima generación, y, en eso, nosotros vamos a ser una fuerza determinante».
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