El calor del debate en una noche de verano
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Sánchez propone seis y Feijóo acepta uno por ahora. Dos expertos evalúan un formato en pleno julio y en el que pedirá voz una mujer, Yolanda DíazLos debates, a debate. En una campaña hacia las generales tan anómala como para comenzar el 7 de julio, con San Fermín convertido en involuntario patrón de la suerte electoral, y concebida como un 'rien ne va plus', el presidente Sánchez ha propuesto seis debates, ... seis, mano a mano con Alberto Núñez Feijóo. Por ahora, el jefe de la oposición, que ayer invitó, sardónico, a su rival a confrontar consigo mismo y con Arnaldo Otegi o Carles Puigdemont, se ha limitado a aceptar uno. La determinación de los líderes del PSOE y del PP de transformar esta cita con las urnas en un pulso a la medida del bipartidismo de toda la vida -más o menos- ha llevado a Yolanda Díaz a levantar la voz contra ese esquema no solo dual, sino además de «hombres». Porque Díaz sería la protagonista novedosa entre quienes pugnan por la presidencia del Gobierno.
Solo una mujer ha tomado parte en los debates en la cumbre desde que Felipe González y José María Aznar los estrenaron en 1993, pero lo estuvo por delegación. Mariano Rajoy se parapetó en su vicepresidenta para todo, Soraya Sáenz de Santamaría, para afrontar el primer duelo con los nuevos rostros que competían en las generales de diciembre de 2015 -Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera- y que iban dispuestos a zaherirle con la corrupción.
«Con la preparación adecuada y abandonando su gusto por las frases subordinadas y su tono irritantemente infantiloide, Díaz podría resultar una gran rival en un teórico debate a cuatro entre PSOE, PP, Sumar y Vox», apunta César Calderón, fundador y director general de la consultoría estratégica Redlines, quien constata que ante una convocatoria electoral tan atípica como la de este 23 de julio «las viejas certezas ya no sirven». «Puede sonar machista, pero a una mujer se le trata con mayor respeto y cordialidad que la que se prestan entre ellos. No tenemos aún una cultura de debate con mujeres», constata la lingüista Carolina Herranz, quien valora de Díaz su capacidad «paralingüística»: ritmo lento y pausas bien hechas para «enfatizar el mensaje y captar al receptor».
LOS EXPERTOS
César Calderón - Fundador y director general de Redlines «Sánchez sabe que si quiere sobrevivir al tsunami azul debe salir a conseguir el K.O.»
Carolina Herranz - Lingüista, Universidad Rey Juan Carlos «Es mucho más fácil perder un debate que ganarlo, por eso hay que preparárselo»
Será coincidencia gallega -o no-, pero Herranz destaca casi las mismas virtudes en un Feijóo que transmite «tranquilidad, seguridad y confianza» aunque patina en su tendencia a mirar los papeles perdiendo «contacto visual». Esta profesora de la Universidad Rey Juan Carlos es autora de una singular tesis doctoral sobre aquel, por entonces, ignoto debate a cuatro que reunió a ese señor de Pontevedra -Rajoy- que se preciaba de serlo con el primer Iglesias de coleta y camisa blanca remangada. Herranz ausculta el lenguaje no verbal, el latido que tantas veces traiciona a los candidatos bajo los discursos ensayados. El «fuerte» de Pedro Sánchez -«y él lo sabe», asevera la experta- es la comunicación que no pasa por la palabra: su «apostura», el caminar erguido, «la sonrisa social». Pero en aquel debate, el hoy presidente estaba contrariado por el veto de Iglesias a su investidura -qué tiempos- y dejó traslucir «la cólera» en la sinceridad involuntaria de «la frente, los ojos y la nariz».
Es sugerente imaginar que un cara a cara en el que los duelistas se juegan la Moncloa pueda dirimirse no solo en los mensajes entrenados, sino también en los gestos -el tic en el ojo izquierdo que revelaba la tensión en Rajoy- menos manejables. Pero en el debate sobre el debate, ¿cuánto pesa en realidad ese intercambio de oratorias y programas en la papeleta final del elector? César Calderón parte de una premisa: los capaces de activar el voto son aquellos protagonizados por dos únicos rivales, reconocibles, bien definidos; «lo otro son meras sucesiones de monólogos más o menos afortunados sin incidencia real» en las urnas», sostiene.
Calderón echa mano del doble enfrentamiento ante las cámaras que libraron hace 30 años un González que tuvo que emplearse a fondo en el segundo tras perder el primero, por exceso de confianza, ante el aspirante Aznar, que lo preparó a conciencia encerrado en su casa con expertos norteamericanos, relata Herranz. Aquel pulso, explica el fundador de Redlines, tuvo tal efecto movilizador que el vuelco que fue capaz de darle el presidente socialista acabó empujando al PSOE a una victoria que no se pronosticaba. Y aventura el marco en el que puede desarrollarse ese debate que, por ahora, está ya comprometido entre el actual presidente del Gobierno y el líder de la oposición.
«Sánchez sabe que si quiere sobrevivir al tsunami azul que se está preparando no le basta con un empate, debe salir a conseguir el K.O.», sostiene Calderón, quien cree que esa obligada presión podría llevar al secretario general del PSOE a «bajar la guardia en algún momento y cometer errores» frente a un Feijóo que estaría más en disposición de «contemporizar» y bailar en el ring esperando el fallo de su rival». Herranz, que cita estudios que cifran en el 93% el peso de la comunicación no verbal aunque ella no se atreve a ser tan categórica, equipara un debate al examen de una entrevista de trabajo y concluye: «Es mucho más fácil perderlo que ganarlo, por eso hay que preparárselo. Y si te sale bien, puede ayudar a reforzar tu liderazgo».
¿Pero hay ganas en unos electores que van a estar disfrutando del ambiente diletante de las noches de verano? «Nadie sabe qué eficacia puede tener en un escenario inédito como éste», admite Calderón, quien sí interpreta que su operatividad será «mucho más limitada que en cualquier otra época del año». El directivo de Redlines apuesta por uno o dos debates «a lo sumo, una ida y vuelta como en los partidos de la Champions League». Herranz, que augura sin embargo una alta expectación, similar a la del duelo Zapatero-Rajoy de 2008 tras 15 años sin celebrar un cara a cara, se inclina por una toma con Sánchez y Feijóo y una segunda con el resto de partidos por «higiene democrática». En todo caso y se pacten los formatos que se pacten, la experta recomienda a los candidatos que se dirijan a sus oponentes mirándolos. No hacerlo es una imperdonable falta de respeto que penaliza.
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