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Alberto Núñez Feijóo se echó este viernes a la carretera en busca de esa «mayoría amplia» que le permita presentarse a la investidura sin haber acordado nada con Santiago Abascal pero sin perder de vista Murcia, convertida muy a su pesar en arma arrojadiza en ... el inicio de la campaña electoral. Como era previsible, Vox se posicionó junto al PSOE en el 'no' durante la primera votación de investidura de Fernando López Miras. La derecha radical no está dispuesta a rebajar sus pretensiones e insiste en entrar en el Gobierno autonómico a cambio de abstenerse en la votación definitiva del lunes, que se producirá a tan solo unas horas del primer y único cara a cara entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición.
Los populares no dan tampoco su brazo a torcer y están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias aunque eso se traduzca en una repetición electoral. Insisten en que la formación de Abascal no puede aspirar a entrar al Ejecutivo de un partido cuyos apoyos parlamentarios suman más que toda la izquierda y está tan solo a dos escaños de la mayoría absoluta. El modelo del PP es el que se ha cerrado en Baleares, donde se acordó un pacto programático y la creación de una comisión de seguimiento para controlar el cumplimiento del mismo.
La investidura fallida de López Miras, en todo caso, les viene bien a los conservadores para defender que «no gobernamos a cualquier precio», reconocen en la dirección nacional, a pesar de haber cedido en la Comunidad Valenciana, en Extremadura y en más de un centenar de ayuntamientos.
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Un goteo de pactos que Sánchez utilizará en el debate como munición contra Feijóo mientras trata de movilizar al electorado de izquierda y ganar, al mismo tiempo, a ese votante moderado incómodo por ir de la mano de la extrema derecha. En Génova están tranquilos ante los previsibles ataques del candidato socialista y de lo que pueda suceder en Murcia. Creen que pase lo que pase «es un win win».
Si Vox se alinea con el PSOE y bloquean la investidura de López Miras «nos hace el discurso respecto a que no somos lo mismo», aunque suponga prolongar el desgobierno hasta finales de año, dicen los populares. Si, por el contrario, los de Abascal ceden y permiten su reelección, «tendríamos un gobierno monocolor». «Ningún votante de Vox puede entender que su partido vote con PSOE y Podemos para bloquear e impedir un gobierno avalado por el 43% de los votantes», insisten fuentes del PP.
El líder del PP sabe que el desenlace en Murcia definirá el futuro de su relación con Vox a nivel nacional. Aunque su objetivo es gobernar sin depender de ningún partido, Feijóo reconoció a principios de semana que si llegado el momento necesita del 'sí' de los de Abascal para su investidura, «lo lógico es que estén en el Gobierno». Una opción que espera no tener que pulsar como sí han tenido que hacer Carlos Mazón en Valencia y María Guardiola, muy a su pesar, en Extremadura.
El líder gallego se reencontró este viernes con su dirigente territorial, de la dijo que es «brillante y aguerrida» una vez pasado el culebrón con Vox que obligó a Génova a intervenir. «Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado en esta comunidad», aseveró. Aún así no eslo que quiere para su Gobierno, por lo que apeló al voto útil para acabar con el 'sanchismo'. «Solo la papeleta del PP garantiza el fin del 'sanchismo'», dado que de otra forma, insistió en Badajoz, hay votos que pueden «perderse por el camino».
Según los sondeos internos que manejan, los populares aseguran que existe una fuga de voto de Vox al PP de hasta medio millón de votos. La encuesta del CIS de esta semana recoge que el trasvase estaría en torno a los 400.000. Con el refuerzo murciano, el PP quiere aferrarse de nuevo a lo que llama 'geometría variable' en el ámbito regional y así lo reivindicará Feijóo ante su rival en su cara a cara del lunes. En contraposición a los acuerdos con los de Abascal, enarbolará los conseguidos con el PRC y con Coalición Canaria en las islas y los que han permitido, desde «la centralidad», que los socialistas retengan Vitoria y Barcelona.
En Aragón, el acuerdo con Vox aún tendrá que esperar. Los populares reconocen que «no hay prisa» ya que la investidura de Jorge Azcón, que necesita la abstención de la formación ultraderechista, puede postergarse hasta el 23 de agosto.
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