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La tormenta política tras la ruptura entre PP y Vox en Extremadura se trasladó ayer a la Asamblea de Madrid, donde Isabel Díaz-Ayuso acusó a los de Santiago Abascal durante su investidura como presidenta –la tercera vez que lo consigue y la primera ocasión ... en que lo hace con mayoría absoluta– de «ser el verdadero colchón» que necesita el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Ayuso sostiene que Vox se ha convertido en una especie de cortina de humo para tapar los «disparates» provocados por el actual Gobierno esta legislatura. «Es el verdadero colchón que utiliza Sánchez para no hablar ni del Tito Berni, ni de los pactos con Bildu, ni de quienes están en las instituciones, ni del deterioro institucional al que nos ha sometido durante estos años», apuntó.
La líder madrileña ha puesto en el centro de su agenda para la legislatura que comienza reivindicaciones que el partido ultra también recoge en su programa, como la derogación de la ley trans o la apuesta por tener en cuenta a los bebés que aún no han nacido, pero ya han sido concebidos, a la hora de conceder becas. Medidas que, a juicio de Vox, copian su propio programa electoral. «Me alegro de ver cuánto ha abierto los ojos y hasta qué punto ha hecho suyo nuestro discurso y lo convierte en políticas concretas», le espetaba en la jornada de ayer a Ayuso la líder regional del partido, Rocío Monasterio.
Vox trata con esto de señalar que hay un PP que se siente cómodo a la hora de alcanzar acuerdos con ellos –en comparación al de María Guardiola en Extremadura–. Pero la realidad es que la dirigente madrileña es la única que puede presumir, junto a Juanma Moreno, de haber conseguido en el PP una mayoría absoluta con la que relegar a los de Abascal a la irrelevancia desde que estos forman parte del mapa político. Aún así, la relación entre ambas partes ha atravesado distintas fases. Vox le apoyó en las dos primeras legislaturas, tal y como Ayuso recordó ayer, pero rechazó los presupuestos de 2023 y, según la actual lideresa madrileña, se ha dedicado a «empuñar todas las pancartas de la izquierda contra su figura en los últimos meses».
Las palabras de Ayuso coinciden con el momento álgido de la polémica PP-Vox a raíz del fallido pacto electoral en Extremadura. No obstante, y ante la previsión de que tanto populares como voxistas deban entenderse tras el 23-J, la presidenta popular también quiso tender la mano a los de Abascal en pro del objetivo común de apear a Sánchez del Palacio de la Moncloa. «Este país necesita un cambio y tendrán nuestra mano tendida».
Ese mismo fin, el de ganar las generales al PSOE, motivaba que también ayer el PP diese comienzo a su precampaña «en positivo»de cara al 23-J. Una estrategia con la que Génova pretende apagar el fuego sobre su diferente relación con Vox en función de cada autonomía y, además, distanciarse del partido ultra. «No nos vamos a dejar contagiar por la agresividad, lonas o políticas poco edificantes», aseveró el portavoz de campaña de los populares, Borja Sémper, en una clara referencia a la actitud de Vox en los últimos días –negando la existencia de la violencia machista o colocando una pancarta gigante en el centro de Madrid en la que promete tirar a la basura a las formaciones independentistas o el movimiento LGTBI+–.
El mensaje de los populares habla de convertir las próximas semanas en un «verano azul» que ponga punto y final a la andadura del Gobierno de coalición y devuelva «color» a una España «gris» tras la gestión de Sánchez. La puesta en escena de Sémper se produjo en una playa artificial madrileña repleta de sombrillas con las siglas del PP y con la icónica sintonía de 'Verano Azul'.
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