Ander Azpiroz
Martes, 14 de junio 2016, 00:43
«No soy yo, Pedro. El adversario es Rajoy». La frase que murmuró Pablo Iglesias en un momento del debate en el que el secretario general del PSOE le acusaba de impedir la formación de un Gobierno progresita resume la estrategia que puso en práctica ... el candidato de Unidos Podemos.
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Iglesias trató de presentar un perfil presidencial. Y la mejor forma que encontró de hacerlo fue apuntar toda su artillería hacia el jefe del Ejecutivo en funciones. Él es el único que puede evitar cuatro años más de recortes del Partido Popular, vino a decir. A Rajoy le reprochó todo cuanto pudo. El desempleo, la deuda pública, la corrupción, los refugiados... «Creo que no hay problemas en democracia en reconocer que se ha suspendido un examen, nosotros pensamos humildemente que podemos hacerlo mejor», espetó al presidente en funciones.
Por contra, el candidato de Unidos Podemos sólo cargó contra Sánchez a modo defensivo. Incluso llegó a calificar una de sus propuestas sobre pensiones como «excelente». Iglesias es consciente de que nunca llegará a la Moncloa sin el apoyo del PSOE. Por eso desde el inicio de la campaña ha tratado de reconstruir los puentes con los socialistas que volaron durante las negociaciones para formar gobierno. «Creo que sus votantes y los nuestros querrían vernos juntos enfrentarnos a las políticas del bloque conservador, pero allá cada uno. Nosotros seguimos teniendo la mano tendida para formar un gobierno de coalición progresista», le dijo a Sánchez antes de instarle a que desvele ya ante el electorado a quien apoyará al día siguiente de las elecciones, si a Rajoy o él. «Yo quiero ponerme de acuerdo con el PSOE», insistió en medio de una sonrisa irónica de Sánchez.
Iglesias trató de demostrar que su partido está preparado para gobernar. Lo hizo exhibiendo una marea de datos que además aprovechó también como ariete contra Albert Rivera. Al presidente de Ciudadanos ya le criticó en su debate en Salvado de falta de rigor en sus propuestas y este lunes volvió a hacerlo. Con Rivera fue con quien elevó más el tono de voz. Especialmente cuando el candidato de C's sacó a colación Venezuela. La estrategia de Iglesias fue la de hacer pasar al candidato de la otra formación emergente como un sucedáneo del presidente en funciones. «Señor Rajoy, tiene un buen escudero en el debate, pero sospecho que no tendrán escaños suficientes para gobernar», le lanzó al candidato del PP en uno de sus muchos lances del debate.
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