Alfonso Torices
Miércoles, 16 de diciembre 2015, 12:10
Albert Rivera volvió a decir no a la insinuación realizada ayer por Mariano Rajoy de que si el PP gana las elecciones buscará un pacto con Ciudadanos para ser investido presidente y para lograr una estabilidad de su Ejecutivo durante la legislatura.
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Rivera aseguró que ... toda España sabe desde el principio de la campaña electoral su postura y que no la ha cambiado ni la piensa cambiar.
Ciudadanos solo estará en un Gobierno si lo preside su líder y en el caso de que su formación no pueda intentar formar un Ejecutivo no apoyará ni la investidura de Rajoy ni la de Pedro Sánchez y su grupo parlamentario pasará a la oposición.
El presidente de Ciudadanos ni siquiera quiso mojarse en sus preferencias de aliados para el caso de que sea él quien tenga la oportunidad de tratar de formar Gobierno. No tenemos preferencias de pactos ni con Sánchez ni con Rajoy, indicó en Santander.
Ya por la tarde, el líder Ciudadanos dedicó buena parte de su discurso en el mitin de Bilbao a reivindicar la españolidad de Euskadi y a alabar el coraje de los vascos no nacionalistas por enfrentarse a los intentos de ruptura de España incluso bajo las amenazas y los asesinatos de ETA, porque aseguró que allí, como en Cataluña, es donde es más difícil que decir que se es a un tiempo español y vasco.
Rivera, que confesó que el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco en 2007 fue uno de los principales motivos que lo animaron a dedicarse a la política, aseguró que no hay nada más español que reclamarse de Ciudadanos en el País Vasco y añadió que hasta el último pueblo de Euskadi es tan español como la Castellana.
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El líder de Ciudadanos, pese a que el CIS señala a las tres provincias vascas como unas de las pocas en las que su partido no obtendrá ni un escaño el 20-D, aseguró que aspira a repetir en Euskadi su historia de éxito en Cataluña, que se presentará a las autonómicas vascas del próximo año, y que quiere ser el partido constitucionalista mayoritario, relevando a un PP y un PSE-PSOE en decadencia, y lograr formar el segundo Gobierno no nacionalista en esta tierra tras el de Patxi López.
Rivera, sin embargo, en su único acto de campaña en Euskadi, fue menos claro en Bilbao en su deseo de suprimir el concierto económico que en mítines de otras autonomías. En ningún momento llegó a decir explícitamente que si puede va retirar la autonomía fiscal de las provincias vascas mediante una reforma de la Constitución para devolver la recaudación al Estado e integrar todos los recursos en una caja única federal. Se limitó a decir que espera que Europa, dentro de una armonización fiscal continental obligue a hacerlo, y que en España tarde o temprano habrá que abordar este debate.
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Tampoco señaló que mientras logra la mayoría cualificada suficiente para suprimir el concierto lo que sí hará si llega al Gobierno es recalcular el cupo vasco, el sistema de cálculo que dice cuánto dinero de la recaudación fiscal debe pagar anualmente Euskadi al Gobierno para financiar las competencias que el Estado proporciona en esta autonomía, que cree que, tras tres décadas sin actualizarse, al menos debería aportar a todos los españoles un 20% o un 30% más de lo que entrega.
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