Von der Leyen compareció exultante. AFP
Opinión

La Europa paraguas

La UE se ha convertido en la mejor garantía de prosperidad, vigencia del Estado de derecho y capacidad de hacer frente a enormes retos geopolíticos

José M. de Areilza

Cátedra Jean Monnet-Esade

Lunes, 10 de junio 2024, 01:49

Una de las imágenes con las que se habla con frecuencia de la Unión Europea es la de una fortaleza, sobre todo en su relación con países en vías de desarrollo que se estrellan al intentar exportarle productos agrícolas. Pero hoy sería más apropiado utilizar ... el símil de un paraguas, que nos protege a los ciudadanos de los riesgos al alza, tanto fuera como dentro de nuestras fronteras. Con el tiempo, la UE se ha convertido en la mejor garantía de prosperidad, vigencia del Estado de derecho y capacidad de hacer frente a enormes retos geopolíticos.

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Por eso llama la atención la desidia y la negativa a hablar de los asuntos clave en la agenda de Bruselas y la falta de debate sobre el futuro común en las elecciones europeas, tanto en España como en otros Estados miembros. Los que nos dedicamos a estudiar la integración europea vemos con tristeza cómo muchas de las promesas electorales de los partidos en liza no tienen nada que ver con el ámbito competencial europeo. En particular, nos sentimos preocupados al constatar la falta de propuestas españolas para construir la Europa que viene. Es decir, necesitamos la Unión más que nunca, pero nos desentendemos de ella con un fatalista «que gobiernen ellos».

Los resultados de las elecciones al Parlamento estos días confirman el aumento de votos a partidos nacionalistas y de ultraderecha, dispuestos a desmontar políticas europeas y recuperar competencias estatales. No obstante, la gran coalición de populares, socialistas, liberales y verdes mantendrá su centralidad y su mayoría, a pesar del bajón de estas tres últimas formaciones. En asuntos de política climática, la influencia de voces escépticas moderará el hiperliderazgo europeo, sin hacer descarrilar la transición verde, y abrirá el debate de las compensaciones a los perdedores. La política de inmigración sufrirá un endurecimiento, en detrimento de los derechos de los recién llegados.

os que nos dedicamos a estudiar la integración europea vemos con tristeza cómo muchas de las promesas electorales de los partidos en liza no tienen nada que ver con el ámbito competencial comunitario

Una vez más, la abstención ha sido la opción ganadora, no solo en España. Muchos ciudadanos no entienden la excesiva complejidad de la Unión y perciben al Parlamento como una entidad remota, ajena a su día a día. Sin embargo, la Cámara tiene poder para colegislar desde 2009 y es la única institución que representa al ciudadano de a pie. Esta paradoja no se superará con mejores campañas de comunicación, sino con la simplificación de la toma de decisiones y la adopción de un lenguaje más político para debatir sobre la UE. Los mandarines de Bruselas evitan rendir cuentas refugiándose tras una terminología tecnocrática y ultraespecializada. Es hora de admitir que los dueños de la integración y del paraguas son los ciudadanos.

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