Trump y Harris apuran los últimos días de campaña con jornadas maratonianas de actos electorales. EFE

Trump y Harris se baten en los estados clave en busca del voto decisivo

Los candidatos llegan igualados a la recta final de una campaña electoral marcada por un clima de alta tensión

Caroline Conejero

Nueva York

Domingo, 3 de noviembre 2024, 00:17

A solo dos días ya de la crucial cita electoral en Estados Unidos, las encuestas siguen mostrando una contienda extremadamente reñida en la que ninguno de los dos candidatos, el expresidente Donald Trump y la actual vicepresidenta, Kamala Harris, logra sacar una ventaja de más ... un punto porcentual sobre el otro. Es decir, un empate técnico tanto a nivel nacional como en los llamados estados bisagra, aquellos que no tienen una clara tradición de votar demócrata o republicano sino que habitualmente oscilan entre ambos bandos.

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La victoria en el sistema de elección presidencial de EE UU no se logra con el mayor número de sufragios ciudadanos totales en el conjunto del país, sino que requiere obtener al menos el apoyo de 270 de los 538 miembros del denominado Colegio de Electores, que son los representantes elegidos en cada uno de los 50 estados de la Unión. Esto hace que ganar en al menos tres de los siete territorios clave, que suman 93 votos de ese organismo, sea imprescindible para hacerse con la presidencia. Estos puntos decisivos son Pensilvania (que aporta 19 escaños), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6).

En ellos se decidirá el próximo inquilino de la Casa Blanca. Y en ellos se están volcando tanto Trump como Harris en un trepidante final de campaña en busca del voto de los aún indecisos. El candidato republicano, que el viernes estuvo en Wisconsin y en Míchigan, visita este fin de semana Pensilvania, Carolina del Norte y Georgia, además de Virginia. Por su parte, la demócrata también acude a Carolina del Norte, Georgia y Míchigan tras sus mítines del viernes en Wisconsin.

La incertidumbre sobre el resultado que puedan arrojar las urnas el martes es máxima. Los datos de una encuesta de Gallup en las dos últimas semanas de octubre revelan un mayor entusiasmo por ir a votar entre el electorado demócrata, con un 77%, que entre los republicanos, con un 67%. Aun así, los sondeos agregados muestran que el magnate ha ido ganado terreno y contaría con una muy pequeña ventaja sobre su rival tanto en el cómputo nacional de votos como también en los Estados clave.

Sondeos en entredicho

Pero la fiabilidad de las encuestas también se pone en entredicho. En las últimas semanas, los analistas han advertido de la existencia de «sondeos falsos» que exageran la posición de los republicanos, particularmente en esos estados bisagra. Las sospechas apuntan a estudios realizados por grupos con vínculos conservadores, que utilizando una metodología diferente inflan la ventaja del magnate. Un análisis del diario The New York Times refleja que las organizaciones demoscópicas relacionadas con el partido de Trump han publicado 37 encuestas en la recta final de la campaña, de los que 30 daban mejor al expresidente, mientras que los sondeos independientes revelaban un panorama más equilibrado, incluso a menudo con Harris por delante, aunque siempre dentro de los márgenes de error habituales.

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69 millones

de estadounidenses han ejercido ya su derecho de participación en las elecciones presidenciales más importantes de las últimas décadas. Se trata de la segunda mayor cifra de la historia, solo por detrás de la registrada en 2020, impulsada por la pandemia y por el rechazo a un segundo mandato de Donald Trump.

La táctica de esos grupos encuestadores afines a los republicanos ha tenido la finalidad de crear en la opinión pública una sensación de fortaleza del empresario, de estar ganando un impulso irrefrenable. Un mensaje de victoria que se ha visto amplificado en las redes sociales a través de los 'influencers' proTrump. La estratagema ha logrado también el efecto de empujar los promedios de los sondeos hacia el candidato republicano, reduciendo así la ventaja que realmente podría tener Harris.

Además, inflar los sondeos a favor de Trump ayuda a crear de antemano el argumento de que en caso de que pierda habrá sido porque las elecciones han sido amañadas, y mostrar esas encuestas como indicios para sostener una impugnación de los resultados ante los tribunales. Una estrategia que los republicanos ya utilizaron en 2020, con sesenta iniciativas contra el veredicto de las urna, sin más evidencias que los sondeos preelectorales, en siete Estados que perdieron y que fueron rechazadas en su totalidad.

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Pensilvania (que aporta 19 escaños), Carolina del Norte (16), Georgia (16), Míchigan (15), Arizona (11), Wisconsin (10) y Nevada (6) son los territorios donde estarán todos los ojos puestos

Por ello, los republicanos se han preparado este año con tiempo y recursos para impugnar los resultados de las elecciones si Trump vuelve a perder, con demandas prematuras que, sin más fundamento que encuestas de grupos de tendencia derechista que exageran el apoyo al expresidente, alegan ya fraude con objeto de sembrar sospechas de corrupción y desconfianza en el proceso electoral.

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