Harris y Trump se plantan en la víspera de las elecciones con un empate en los estados clave

La economía, que siempre es el tema central de las campañas electorales, ha compartido esta vez protagonismo con el derecho al aborto. Ese debate ha beneficiado a la actual vicepresidenta. Trump, por su parte, se agarra a la doble condición de mujer y afroamericana de su contrincante para rascar votos entre la población masculina. En el peculiar sistema electoral de EE UU puede vencer un candidato con menos apoyo total en la urnas si gana la partida en los siete estados bisagra (Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Míchigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin). En esta ocasión se suma Iowa, habitual feudo republicano y ahora, según los sondeos, en manos de Harris. Puede ser el inesperado punto que desequilibre la balanza.

La candidata demócrata aspira a ser la primera mujer que alcanza la presidencia. El líder republicano sería el primer expresidente que recupera el cargo desde Grover Cleveland en 1892. La diferencia en las encuestas es mínima. La lupa de los sondeos está sobre los estados clave. Según las predicciones del periódico The New York Times, Harris tiene ventaja en Nevada (49%-46%), Carolina del Norte (48-46), Wisconsin (49-47) y por la mínima en Georgia (48-47). Trump va por delante en Arizona (49-45) y están igualados en Míchigan y Pensilvania. Ninguna de estas diferencias es definitiva, según advierten los especialistas.

El diario neoyorquino aporta un dato: entre los electores que han decidido su voto a última hora, el 55% se decanta por Harris. Trump, por su parte, saca la cabeza en Pensilvania, donde no hace tanto su rival le aventajaba en cuatro puntos. Ahora están igualados. Los republicanos lo celebran como un síntoma que anticipa el vuelco. Para muchos estrategas políticos, los comicios pueden decidirse en este estado.

La expectación es máxima. Ya han votado por correo 75 millones de ciudadanos, una cifra alta que refleja el interés y la relevancia de esta cita. En Carolina del Norte, donde siguen chapoteando sobre el barro que dejó el huracán Helene, Harris se mantiene firme. Como Trump en Arizona. Según las encuestas, el multimillonario tiene más eco entre votantes blancos sin estudios universitarios y entre la población masculina. Y cada vez más entre los jóvenes, incluidos negros y latinos. Eso le ha aupado en Míchigan y Arizona, dos territorios donde perdió en 2020 ante Joe Biden.

El elemento inesperado es Iowa, donde Trump ha ganado en las dos últimas citas electorales (2016-2020). Harris tiene ahora el 47% de la intención de voto frente al 44% del expresidente, según los sondeos de Des Moines Register y Mediacom. Esta previsión sugiere un cambio de tendencia a favor de la vicepresidenta en comparación con el sondeo anterior, realizado en septiembre y que reflejó una ventaja para el magnate: 47% frente al 43% de su rival.

En general, Harris se beneficia del voto femenino y joven, sobre todo tras la irrupción del tema del aborto en la campaña. La Corte Suprema, llena de jueces nombrados por Trump, revirtió en 2022 la protección federal de este derecho al revocar la sentencia Roe versus Wade que desde 1973 garantizaba la opción para las estadounidenses de interrumpir el embarazo. Eso, según la candidata demócrata, ha generado una situación «horrible y desgarradora». Trump ha rebajado su tono y se ha mostrado dubitativo. De hecho, ha delegado este tema en los diferentes estados.

En en resto de las cuestiones, fiel a sí mismo, ha elegido hacer una campaña bronca. Dice que Harris tiene «un coeficiente intelectual bajo» y es una «incompetente». La demócrata le tacha de «fascista», de buscar «venganza» y de ser un «peligro» para la democracia. Los dos repetirán esos mensajes en los últimos mítines. Trump viajó el domingo a Pensilvania, donde todo puede decidirse, antes de pisar Carolina del Norte y Georgia, mientras Harris dejó su sprint final para Míchigan. El sábado se pasó por sorpresa por el famoso programa televisivo 'Saturday Night Live', donde se encontró con Maya Rudolph, la actriz que mejor la imita. «¡Voy a votar por nosotras!», dijo la intérprete. «¡Genial!», sonrió la vicepresidenta, a la que tanto daño ha hecho que su compañero de partido y actual presidente, Joe Biden, calificara como «basura» a los votantes republicanos.

Con los colegios electorales convertidos en fortalezas ante la crispación y el miedo a que se produzcan disturbios, cerca de 244 millones de estadounidenses eligen entre Harris, candidata sin carisma y de última hora ante la evidente decrepitud de Biden, y Trump, que ha sufrido desde julio dos atentados, que niega el cambio climático, que aboga por rebajar los impuestos –sobre todo a los ricos–, que se lleva bien con Vladímir Putin, que apoya sin reservas a Israel, que rentabiliza la frustración y el resentimiento de muchos ciudadanos arrinconados y que alentó el asalto al Capitolio en 2021 tras perder las pasadas elecciones. Si tampoco gana esta vez, es probable que vuelva a agitar el fantasma del fraude electoral. Ya llegan la cita con las urnas y el recuento. En 2020, Biden tuvo que esperar cuatro días tras la votación para confirmar que era el presidente.